En la misma semana de la asunción del Gobierno, el presidente Alberto Fernández tiene compromisos de deuda por el equivalente a 430 millones de dólares. Son letras del Tesoro en moneda local y extranjera cuyos vencimientos se reperfilaron desde agosto. Y forman parte de los u$s5.310 millones de capital e intereses de bonos y letras que vencen este mes, de los cuales 40% está en manos de inversores privados.
El gran interrogante del mercado el viernes era si la nueva administración que asume mañana pagará puntualmente o si los vencimientos de este mes serán puestos en stand by e incluidos en el paquete de reestructuración global que el ministro de Hacienda designado, Martín Guzmán quiere tener resuelto como máximo en marzo próximo.
Ante la falta de precisiones, las opiniones están divididas. Algunos creen que por el tamaño de los vencimientos, para no comprometer la caja, el Gobierno dispondría una postergación de los pagos por decreto al día siguiente de asumir. Otros, por la misma razón, pero apuntando que sobran recursos para cumplir en tiempo y forma, al menos este mes, apuestan a que los compromisos de diciembre serán acreditados en las cuentas de los tenedores.
De los vencimientos de títulos, los que son en pesos y están en manos del sector privado no superan el equivalente a u$s1.300 millones. Unos $75.000 millones, que para tener una idea de la dimensión, equivalen a un par de días de expansión monetaria de las Leliq.
Parece manejable. Sobre todo si la intención del nuevo oficialismo fuera la de sentarse a negociar con los acreedores de deuda sin cargar con el estigma de un default.
Pero claro, no todos opinan del mismo modo. Prueba de ello es que el índice de riesgo país, pese a que bajó 2,6% el viernes, sigue arriba de los 2.300 puntos básicos. También los seguros contra un eventual default del país, los Credit Default Swaps (CDS) de los bonos a 5 años, cayeron fuerte aunque se mantuvieron por encima de los 5.000 dólares para quedar en u$s5.054. Pese a estos indicadores, los traders vieron cómo subían los precios de la deuda argentina y con más volumen de negocios. Uno de los papeles favoritos fue el Bono de Tasa de Política Monetaria (TJ20), que en dos semanas pagaría cupón de renta. El viernes subió 2,3%. La TIR para este papel que amortiza totalmente en seis meses, era de 275%. El 18 corta cupón y el 21 pagaría el equivalente a unos $25.000 millones.
Además de los TJ20, este mes hay vencimientos de capital e intereses de letras en moneda local por unos $28.000 millones. El viernes 13 y el 30 de diciembre vence el 25% de las Lecap reperfiladas a inversores institucionales (S13S9 y S30S9), que capitalizaron intereses desde los vencimientos originales. Buena parte de estas letras estaban en poder del fondo Templeton. También el 30 vence la cuarta parte de las LECER (X30S9) de septiembre.
El caso de los papeles en dólares está más debatido. Aunque tampoco debería ser un obstáculo para el Tesoro hacer frente a esos vencimientos este mes. Las letras en dólares suman u$s500 millones entre capital e intereses, mientras que para pagar los bonos en moneda extranjera se necesitarían apenas u$s400 millones. Son la renta del bono Centanario (AC17), de los Bonar 22 (AA22), 2025 (AA25) y 2027 (AA27) y amortización e intereses de los Discount y Pares en sus distintas versiones.
Del total de reservas internacionales de u$s43.795 millones informadas el viernes por el Banco Central, la porción de divisas de libre disponibilidad rondaría los u$s9.500 millones, de acuerdo a los cálculos de analistas del sector privado. Pero, claro, además de los vencimientos de bonos soberanos y letras del Tesoro, el ministro Guzmán se encontrará que este mes el cronograma de Hacienda incluye otros pagos. Entre ellos se destacan compromisos con organismos internacionales, por unos u$s232 millones, y con bancos comerciales, por u$s782 millones de capital e intereses. También en este caso el volumen parece manejable. Falta ver cuál será la decisión política a partir de mañana. “Hasta enero no esperaría sorpresas”, opinó escueto un hombre con llegada al bunker de Puerto Madero.
Por lo pronto, el viernes los bonos subieron en todas sus versiones, con alzas de hasta 2,8% como fueron el caso de los Bonar 24 (AY24) y los Discount (DICA). Se sabe que Guzmán buscará una negociación relativamente rápida por la deuda, sobre la base de postergar entre 2 y 3 años los pagos, sin quita de capital y probablemente una reducción de los intereses. Algo razonable, teniendo en cuenta que si acreedor recibiera de nuevo el capital prestado, hoy difícilmente podría volverlo a colocar a las tasas que pagaba la Argentina.
Queda una rueda de negocios antes del traspaso de mando y los operadores tienen información suficiente como para posicionarse. Saben, por ejemplo, que la intención del nuevo Gobierno es la de bajar las tasas de interés, por eso uno de los otros trades naturales fue el de pasarse de bonos que ajustan por tasa Badlar a aquellos que corrigen por CER, o sea que siguen a la inflación. Y en acciones, si bien subieron fuerte hasta 8% el viernes los ADR de papeles argentinos que cotizan en Nueva York, hay señales como para estimar qué sectores se verán más y menos favorecidos a partir de la nueva orientación de la economía, cuyos detalles finos se irán conociendo en los próximos días.
En general, se podría trazar un paralelo con la situación previa a las elecciones primarias. Aunque con la expectativa de un final diferente: que en vez de desplomarse los precios en la rueda siguiente, la reacción fuera la inversa. Partiendo de los actuales bajos precios de los activos argentinos, la probabilidad de esa ocurrencia parece elevada.
Alejandro Colle/AMBITO FINANCIERO