Las expediciones al misterioso Villicum
En nuestra redacción diaria recibimos muchas consultas pero nunca una sobre algo paranormal, esta persona mediante un mensaje de whatsapp pedía que fuésemos al lugar para contarnos lo que alguna vez vió…
Nuestro equipo sin pensarlo concertó el encuentro y en la ruta el hombre que caminaba ayudado por un bastón nos comentó esa vez que camionetas y encapuchados se constituyeron en el lugar para realizar un rito, su voz tranquila, segura no perdía detalles de esa vez; en off dijo pertenecer a un grupo de personas que se dedican a “ limpiar “ lo que las brujas dejan… él nunca nos acompañó cuando nos encaminamos por una huella esa mañana de noviembre, se quedó en la orilla esperando a que hiciéramos el camino que jamás volvimos a encontrar en otras expediciones que realizamos.
A continuación, el audio del testimonio del señor que no quiso brindarnos su nombre por precaución:
Al lugar volvimos en varias oportunidades, todas aquellas que fuimos encontramos personas que al vernos se retiraban raudamente, algunos con extrañas bolsas y otros escondiendo situaciones reprochables, esa vez fue la primera de tantas que el corazón del Villicum nos iba a tomar entre sus entrañas, primero agresivo con su viento, con sus caminos tortuosos o sus paisajes engañosos, para después abrirse mostrando de par en par el monstruo de su mito y algunas realidades que tomamos como material fotográfico y vídeo.
En la primera expedición encontramos varios objetos como una bala y algo que se duplica por todo el terreno que son pequeños altares en semicírculo, esto es algo común que se podrá observar en todo el material vertido, decidimos sacar fotos y volver pero ya de noche, porque la actividad seria según los testimonios sucedía en ese horario, donde nadie se atreve a entrar a los hornos…
Toma 1 de la bala encontrada en la primera visita
Segunda toma fotográfica de esta bala de la cual desconocemos propósito
Ellos viejos testigos del deseo y la manipulación humana sobre los hechos que no podemos aceptar, encontramos velas, porta velas, el ambiente esa noche fue hostil para con nosotros, el viento golpeaba fuerte y nos traía el aroma de incienso y velas ardientes, sin sugestión por parte de ninguno de nosotros tratamos de seguir esta pista olfativa sin resultados, el viento solo fue un informante incapacitado de darnos una dirección, no quería darnos más datos más que la fragancia de una presencia haciendo un ritual.
Como ya escribimos anteriormente fueron varias nuestras intromisiones, era insistir para que nos muestre sus secretos, saber si en verdad había personas generando energías sobrenaturales o pretendiendo hacerlas y encontramos tres hornos viejos pero majestuosos, silenciosos de todo lo que presenciaron pero aun así tenían un tatuaje, una mancha abriéndose paso y a sus pies pedidos de auxilio, cartas y hasta nombres tachados, dibujos grotescos debajo de un piedra, el ser otorgaba pedidos para los desesperados que creían en él. Tres hornos y uno de ellos el más precioso, el que sentados agrupan deseos a cumplir comandados por una mancha que pareciera señalar el lugar de depósito, tal como una fuente de los deseos.
Un árbol para cada bruja, se sabe de cuevas, de casas y cementerios pero en este caso cada árbol tenía en sus bases rocas que nadie toca, hasta pasillos armados con un polvo blanco a modo de protección, que nadie toque lo que es mío pareciera querer gritar, el lugar tiene su poder pero nadie roba lo que ya tiene dueño, revisamos todos los que pudimos encontrando ropa, zapatos de trabajo bien cuidados, abandonados o para el abandono; una de esas noches que nos recibieron las formas violadoras del cielo oscuro de las ramas encontramos cuatro pedazos de tela con un trozo de zanahoria en cada una de ellas, tenían diferentes tamaños y al mirarnos todos a los ojos solo pensamos en una familia, cada una de las zanahorias tenía diferente tamaño, como el dibujo grotesco de lo que debía ser unos padres y dos hijos, consultamos a expertos sobre esto y efectivamente era un “ trabajo “ de muerte para esa familia….
Un cementerio a nuestros pies, explorando la zona, con los altares a una altura inesperada e incómoda sacamos fotos y al bajar un armado de piedras simulando una tumba y huesos haciendo de cruz, un silbido lejano nos llevó a observar ese pequeño detalle que gritaba silenciosamente su presencia.
¿Un coágulo, un trozo de hígado…un trozo de alguien?, una botella llena de líquido tenía esta “cosa “ que no comprobamos que era, solo atinamos a filmar y mirar con detenimiento…otro de los trabajos de las que se dicen brujas, de aquellos que buscan venganza o poder.
Esa fue la última, ya nos había dado todo, su terror engendrado por los visitantes y solo es el Villicum un oyente sellado de secretos, anhelos que sufre la mala fama y el mal uso…un lugar entre la nada y el todo que dejan las personas al ingresar, maravillosas mañanas, tarde y noches en tu corazón y tus ojos vigilando nuestros pasos.
Villicum, nuestra cultura, nuestra creencia, nuestra sangre.