Para el empresario Eduardo Costantini, la Argentina va camino a una crisis más grande y más profunda que la de 2001-2002. “El Gobierno no se da cuenta que de la envergadura de la crisis que estamos por afrontar. La que estamos viendo y la que se viene. Tiene una dinámica que nadie puede frenar”, dijo a Infobae.
—¿Cómo evalúa las últimas medidas cambiarias y sus efectos?
—Estas medidas son un intento de controlar el mercado de cambios y sobre todo de no seguir con la pérdida de divisas. Yo creo que no van a funcionar. Lo que sabemos es que hubo una devaluación en el mercado libre. Hay tantos tipos de dólares diferentes. El dólar turismo se encareció más de un 30% y se ubicó en un escalón superior al dólar MEP y al contado con liquidación (CCL).
Y además, lamentablemente, si bien ahora está trabada, va a seguir habiendo compras de USD 200 porque el dólar libre, el MEP y el CCL están en un escalón hacia arriba. Por otro lado, el dólar es un disparate de caro; pero debido a las malas expectativas que hay, la gente corre hacia el dólar y huye del peso.
Es una crisis generada por la política. Venía de una crisis anterior y se agrega la pandemia, pero tanto las medidas de comportamiento político como el manejo de la economía no son los apropiados para esta situación.
—¿Qué consecuencias traerán estas medidas?
—Hay dos tipos de efectos, uno en el ámbito financiero, donde esto no es una solución sino que se va exacerbando el problema y vamos hacia una crisis cambiaria. Y después está el derrame, lamentablemente, de la crisis financiera a la economía real y hacia lo social. Vamos camino a una crisis mayor. Ya estamos en una crisis, pero va a venir la manifestación más fuerte de la crisis.
—¿Una crisis más parecida a 2001 o a la hiperinflación de 1987?
—No sé si a una hiperinflación porque hay muchos precios controlados y una fuerte recesión; pero veo un dólar que no muestra techo y una profundización aún mayor de la recesión. Esto no permite que la economía se recupere con más fuerza. Después de una baja histórica, estamos ahora a nivel de producto más parecido al 2006 en términos reales, per capita mucho más bajo.
En otras economías del mundo, hay una recuperación de la economía, pero obviamente no llega a los niveles prepandemia. Lo que está pasando acá en la Argentina es que la economía cae más que en el resto del mundo y después se recupera menos. Es una crisis generada por la política. Venía de una crisis anterior y se agrega la pandemia, pero tanto las medidas de comportamiento político como el manejo de la economía no son los apropiados para esta situación.
Entonces se exacerba la recesión y se produce por sí misma una crisis económica. Otros países no están atravesando una crisis financiera y económica. Están atravesando una fuerte caída de la actividad producto de las cuarentenas, ese “coma inducido” de los distintos gobiernos. Acá se produjo el coma inducido, pero sobre eso el Gobierno está produciendo una crisis financiera y económica que se agrega. Es realmente muy preocupante.
—¿Qué otras medidas se podrían haber tomado, hubo una falta de coordinación entre los funcionarios?
—Hay distintas causales. Hay decisiones por fuera de la economía propiamente dicha, como el proyecto de reforma judicial, el traslado de los tres jueces, el intento de expropiación de Vicentín, que son medidas que tienen un contenido ideológico. Esas medidas agregan un riesgo jurídico, imprevisibilidad, que no ayuda al desenvolvimiento de la economía. Suma incertidumbre institucional en la justica, en la calidad de la República. Tiene mucho peso también en lo económico.
Y en lo económico propiamente dicho, no hay un plan. El Gobierno no llegó a tener como estrategia un programa económico, lo dejó para después de la renegociación de la deuda, que llevó muchos meses. No hay un programa económico donde se ataque el tema fiscal, monetario y cambiario más las expectativas negativas que arrastró el gobierno de nacimiento por la imagen anterior del periodo 2011-2015.
El gobierno debería haberse hecho cargos de esas expectativas negativas y tratar de resolver a través de políticas, como el presidente había enunciado, de diálogo, de acuerdos, donde todos los sectores estuviésemos incluidos. Lamentablemente hay un ala más dura del Gobierno que mostró decisiones donde no había un acuerdo. La expropiación de Vicentin y la reforma judicial, medidas en las cuales no hay un consenso.
Repito, en conexión a la falta de programa económico, en una situación ya de por sí crítica, sin crédito del exterior, todo eso va conformando una tormenta perfecta. Tenemos un dólar a $150, el resigo país de 1.500 puntos cuando los bonos de nuestros vecinos rinden 2,5%, el valor de la empresas en un mínimo histórico. Hay que mirar todo el panorama. Sin duda, no ayuda para nada a la recuperación económica una tasa de desempleo muy alta, un nivel altísimo de pobreza, un cuadro social muy complicado. Es muy preocupante.
—¿Hay un problema del diagnóstico que hace Alberto Fernández de la gravedad de la situación?
—El Gobierno subestimó el problema. De alguna manera, piensan que tienen mayor poder de control de la situación política y económica, y no es así. No se dan cuenta de la envergadura de la crisis que estamos por afrontar. La que estamos viendo y la que se viene. Tiene una dinámica que nadie puede frenar. Espero equivocarme, pero es un cuadro muy complicado.
—Las medidas provocaron efectos no deseados, como un aumento en la salida de los depósitos.
—A medida que pasen los días y efectivamente continúe la perdida de depósitos se va a complicar. Van a tener que dar cuenta de lo que sucede. La solución es un cambio de fondo por parte del Gobierno. No solo un cambio de equipo económico, que tenga un equipo económico con mucho peso y que negocie con el presidente la medida que haya que tomar.
Así como estamos no veo una solución de continuidad. No veo como puede revertirse esta dinámica de crisis que ya se está precipitando.
—¿Cómo evalúa la gestión de Martín Guzmán?
—Guzmán es parte de este tablero político y económico, es una persona responsable de la situación actual, pero no es el protagonista porque no tiene peso político. El presidente está avalando la gestión de Guzmán. El ministerio de Economía es un cargo político.
—El proyecto de impuesto a las grandes fortunas generó que muchos empresario piensen en emigrar, ¿pensó irse de la Argentina?
—No sé. Todas mis empresas están en la Argentiny tenemos inversiones de largo plazo y el propósito de seguir invirtiendo. Es distinto lo que yo a nivel personal pueda llegar a hacer. Tengo 74 años, trabajé 54 años y de hecho estoy ya delegando la parte ejecutiva de mis empresas. A nivel de inversiones, tenemos inversiones importantes, propiedades estratégicas, desarrollos de largo plazo. Eso está para quedarse, hemos enfrentado muchas crisis y esta va a ser una de las más profundas; si se compra con crisis de 2001 y 2002 va a ser peor y nosotros tendremos que atravesarla como tuvimos que atravesar con Nordelta y otros proyectos que teníamos en ese época. Acá nos va a pasar lo mismo.
—En los últimos años, empresas multinacionales decidieron abandonar la Argentina o lo están evaluando ahora, ¿lo ve cómo algo que puede profundizarse?
Lamentablemente lo veo como una tendencia circular a la decadencia en la Argentina y a una pobreza creciente. A la Argentina todavía le falta hacer un diagnóstico. Las distintas fuerzas, no solo la que está gobernando, se tiene que replantear cuál es la viabilidad del país y como crea las condiciones para fomentar la inversión. ¿Cómo le das margen al sector privado para que se pueda desarrollar productivamente, para generar la tasa de crecimiento que pueda ir sacando de la pobreza al alto porcentaje de la población?
El crecimiento no se logra si no se dan las condiciones apropiadas para la inversión. Como país tiene que cobrar impuestos, pero al mismo tiempo tiene que ser atractivo, tiene que seducir el inversor extranjero que tiene decenas de países donde invertir. La Argentina tiene una carga impositiva enorme y encima inseguridad jurídica. Y tiene un muy bajo porcentaje de inversión.
Si la dirigencia política no toma nota de esto y no se viene un cambio… Hay una proyección de tres años que no se ve una orientación política favorable donde se esté promoviendo o ayudando al desarrollo económico, no se lo ve. El comportamiento de los depósitos, el valor del dólar, la caída de los bonos, la caída estrepitosa del valor de las empresas. Está todo ahí sobre la mesa.