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Se le complica el acuerdo a CFK: La Nación arremetió por «su afán por desmantelar al Poder Judicial para asegurarse impunidad»

El diario La Nación marcó su posición sobre la carta de la vicepresidenta Cristina Fernández en la que convocó a un acuerdo nacional para reencauzar la situación económica, política y social de la Argentina para salir de la crisis mientras el presidente Alberto Fernández vuelve al centro para hablarle a la clase media y los trabajadores, tal como reclamó el presidente de la Cámara de Diputados y líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

El diario La Nación lanzó un duro editorial este miércoles 28 de octubre marcando posición sobre la carta de la vicepresidenta Cristina Fernández en la que convoca a un gran acuerdo nacional para salir de la crisis económica.

«Al margen de que cualquier gran acuerdo nacional debería ir mucho más allá del problema que hoy suscita el dólar -que no es otra cosa que la brutal huida del peso argentino-, la expresidenta deberá brindar muestras mucho más claras de vocación por el diálogo luego de haberse cansado de silenciar los micrófonos de los senadores de la oposición y de exhibir su afán por desmantelar al Poder Judicial para asegurarse impunidad«, comenzó.

En este sentido, se preguntó, desconfiado: «Es necesario distinguir entre palabras engañosas que proponen falsamente sortear una dolorosa división y los perversos actos que nos arrojan a las fauces del enfrentamiento. ¿Quién sacará partido del rédito? El Martín Fierro advertía que si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera. Pero hoy percibimos que el peligro no aguarda solo ‘afuera'».

«La institucionalidad y el respeto por las normas que rigen nuestra convivencia están en jaque y si cedemos a algunos intentos claramente dirigidos a ahondar las grietas en lugar de avanzar hacia la reconstrucción por el camino de los acuerdos y el consenso, habremos perdido la república. No habrá reformas sustentables sin acuerdos amplios y sinceros que permitan encarar soluciones de fondo en lugar de meros paliativos que apenas tornen más tolerable la agonía y la decadencia», consideró.

«Es mucho lo que está en juego. No podemos seguir dilapidando un bien tan precioso como el tiempo en confrontaciones estériles mientras millones de compatriotas sufren graves necesidades y aguardan de sus líderes alternativas concretas para paliar la crítica situación, con miras a la reconstrucción tras la debacle», insistió.

Rozando la actitud de alzar banderas de Juntos por el Cambio, disparó: «En julio pasado, un grupo de legisladores, intelectuales y dirigentes políticos, junto a instituciones sociales y religiosas, difundieron un documento en el que pidieron precisamente al Gobierno que convocara a una «mesa de diálogo nacional» con la mira en un plan de coincidencias mínimas. Lo titularon «Unidos en la diversidad. Para afrontar el presente y construir un futuro digno para todos los argentinos». Sin embargo, no hemos sabido de avances en esta dirección.

El país tiene en el Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI) el mejor ejemplo de un aporte concreto y eficaz en la búsqueda de la paz y la justicia. Esta institución, copresidida por el rabino Daniel Goldman, el sacerdote católico Guillermo Marcó y el dirigente islámico Omar Abboud, fue impulsora de una fantástica herramienta cuando la grave crisis política, social y económica de principios de siglo en nuestro país parecía insuperable. Aquella Mesa del Diálogo Interreligioso, que a partir de 2002 cosechó ponderaciones en el mundo entero, inició un camino superador de desencuentros supuestamente irreconciliables a través de la sana convivencia y el fructífero entendimiento, proyectando una mirada espiritual de la vida capaz de construir a partir de las diferencias».

«El escenario pospandemia ya está instalado, aunque desde el Gobierno se siga apostando a la cuarentena como una conveniente impasse para continuar dilatando medidas y programas de urgente diseño e implementación que no colisionan con la atención de la compleja situación sanitaria. Ante la carencia de propuestas, que parece ser en sí misma el único programa gubernamental, promover la división y el enfrentamiento vuelve a ser la herramienta elegida. El lugar que el debate republicano debería tener en momentos tan delicados vuelve a transmutar en el barro de la ofensa y la descalificación, confirmando una vez más nuestra incapacidad para construir desde las diferencias y para generar liderazgos proactivos», cruzó a la Casa Rosada.

Fuente: urgente24

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