Estaremos frente al quinto aumento de combustibles el día 12 de Marzo.
Las causas son las más irrisorias: cuando en el planeta bajan los combustibles, en la Argentina suben, se explica en la depreciación real de la moneda (no la idiotez oficial).
En el próximo ajuste -el quinto desde que empezó el año- convivirán al menos dos causas: una actualización de los impuestos a los combustibles -que evolucionan con la inflación- y, además, por los nuevos valores del biodiesel habilitado por el Gobierno.
Queda por definir si a parte de estas actualizaciones, el próximo aumento incluirá una mejora en la rentabilidad de las petroleras, algo que no está dedeterminado.
Por el nuevo incremento, el litro de nafta súper debería encarecerse $1,90 y debería pasar a $75,90 en las estaciones de YPF de la ciudad de Buenos Aires.
El problema es el tipo de Cambio
Como la depreciación monetaria del peso argentino es constante y la pérdida de confianza en el valor, algo recurrente. Las petroleras hacen sus reclamos.
En tal contexto las petroleras reclaman aumentos para compensar la sostenida suba en el precio del petróleo Brent -de referencia para los combustibles en la Argentina-, cuyo barril ya cuesta u$s66 en los mercados internacionales. Hace un mes, el barril Brent costaba u$s55, una dinámica que impacta de lleno en los balances de las empresas.
Un dato destacable: según el relevamiento mensual que realiza Global Petrol Prices, el precio medido en dólares de la nafta en la Argentina se encuentra en unos 90 centavos de dólar. Eso la ubica en la quinta más cara de la región, detrás de Paraguay y de Colombia, por ejemplo. Pero más económica que en Brasil, Chile y en Uruguay. En estos países, el valor supera el dólar por cada litro de nafta súper.
Suba de combustible y consumo bajo
La suba de los combustibles empeora, a su vez, los costos de las empresas. Una parte de ellas pueden trasladar ese ajuste a los precios de sus productos, pero otras no pueden: sobre todo las que sufren regulaciones, como las alimenticias.
El consumo de naftas se encuentra 12,7% por debajo de los niveles prepandemia, mientras que el de gasoil -vinculado a la actividad agropecuaria y al transporte- un 9,7%.
Redacción/Iprofesional