La revelación de las visitas a la Casa Rosada y la quinta de Olivos, en tiempos de Mauricio Macri, de los camaristas de Casación Mariano Borinsky y Gustavo Hornos motivó denuncias ante el Consejo de la Magistratura y planteos judiciales contra fallos que ellos dictaron. La estrategia, impulsada por el kirchnerismo, no tiene un camino fácil: la semana pasada la Casación rechazó el primero de esos planteos y en el Consejo de la Magistratura el oficialismo no tiene los votos, con los elementos que hay hoy en las denuncias, para promover el juicio político de estos camaristas.
Para las decisiones claves del Consejo (abrir juicios políticos y aprobar ternas de jueces) es necesaria una mayoría especial de dos tercios de los consejeros, que el kirchnerismo no alcanza por sí mismo. El año pasado la había conseguido para destrabar concursos (el más importante, el que terminó con la designación de Roberto Boico, exabogado de Cristina Kirchner, en la Cámara Federal) gracias a un acercamiento con los consejeros jueces Ricardo Recondo y Juan Manuel Culotta. Hoy, la relación con ellos es más tensa y en el caso puntual de Borinsky y Hornos los dos consejeros relativizan la entidad de las denuncias.
“Creo que las visitas en sí mismas no prueban nada, no acreditan ningún pacto espurio”, dijo Culotta a LA NACION. Recondo fue todavía más enfático: “Me llama la atención que políticos de tanta experiencia hagan un problema por estas cosas. Los jueces no somos monjas de clausura, tenemos relaciones con todo el mundo”. Según Recondo, los jueces no deben estar “alejados de la sociedad”.
“Tenemos que tener conciencia de qué está demandando la sociedad en un momento dado, así como de los problemas que pueden causar nuestras sentencias en un determinado momento. Yo he tomado café y almorzado con diputados, gobernadores, presidentes, y jamás he dejado de ser independiente”, afirmó el juez, que insistió: “Salvo que sea un tema de mala fe, que no tengo por qué pensar que fue así, no entiendo por qué se hace tanto barullo con este tema”.
El tono de sus declaraciones contrasta con las del presidente de la Asociación de Magistrados, Marcelo Gallo Tagle, que la semana pasada cuestionó las visitas. Si bien pidió “no sacar conclusiones apresuradas”, afirmó: “Es preocupante. Hay que investigar si hubo prevaricato”. Sus declaraciones sorprendieron en los tribunales porque Gallo Tagle, como Recondo, pertenece dentro de la Asociación a la lista que históricamente fue más crítica del kirchnerismo.
Las definiciones de Recondo son claves. No solo porque es el presidente de la Comisión de Disciplina y Acusación, donde tramitan las denuncias contra los magistrados, sino además porque durante meses consolidó un diálogo con el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo, Gerónimo Ustarroz, y con su hermano Eduardo De Pedro, que les permitió destrabar concursos. Según dijo Recondo a sus pares del Consejo, hoy no están dadas las condiciones para volver a hacer acuerdos.
Las críticas del oficialismo
En febrero, cuando todavía no era ministro de Justicia, Martín Soria denunció a Hornos por haber ido a la Casa Rosada seis veces. También la entonces ministra, Marcela Losardo, tuiteó contra los jueces que “jugaban al tenis” con Macri. Pero fue después de que El Destape publicó que Borinsky había ingresado 15 veces a la quinta de Olivos durante el gobierno de Macri que se multiplicaron las críticas de funcionarios y legisladores oficialistas contra los camaristas. Incluso del Presidente, que dijo que eran revelaciones de una “gravedad inusual”.
¿Se imaginan a un juez reunido con @alferdez en @CasaRosada antes de dictar un procesamiento contra #Macri? ¿Sería un escándalo, no? Pero el juez Gustavo Hornos (Casación Penal) visitó a Macri antes de procesar a @CFKArgentina y nadie se enteró.
#MacriAlHornos #LawfareAlPalo pic.twitter.com/XJk1majyUR
— Martin Soria (@MartinSoria_) February 8, 2021