En 1980 el Producto Bruto del país triplicaba el promedio mundial. Actualmente, está un 20% por debajo del mismo.
Desde 1980 hasta la fecha, la Argentina atravesó sucesivas crisis económicas y financieras, devaluó varias veces, multiplicó la inflación y anotó varios eventos de default de su deuda. Uno de tantos indicadores que expresan ese deterioro en la macroeconomía local es la caída del PBI per cápita.
Según datos del FMI, en 1980 el PBI per cápita de la Argentina era de alrededor de US$8.000 por habitante. Esa cifra era más de tres veces el PBI per cápita mundial, que estaba levemente debajo de los US$2.500 por persona. En la actualidad, el Producto per cápita local está en US$8.500 por persona pero el indicador global subió a US$10.800, así, el PBI argentino quedó un 21% por debajo del indicador global.
“La Argentina está estancada en términos de crecimiento. Prácticamente tiene el mismo PIB per cápita que a mediados de los ’70, mientras que otros países, como los asiáticos, pero también Perú o Chile, crecieron por bien por encima. Salvo Brasil, que crece como Argentina o un poco mas, y Venezuela, que tuvo una destrucción violenta del Producto, la Argentina perdió el tren. Está en el podio de los países con más recesiones”, completó Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go.
En cuanto a las razones de ese bajo crecimiento, Sigaut Gravina enumeró varios factores. Entre ellos, la falta de confianza, la dificultad de refugiar valor en el país y también los problemas que plantea que el sector privado ahorre en dólares, ya que eso deja poco espacio para la inversión productiva. “Hay una falta de visión de largo plazo en las políticas públicas”, resumió
.Los fríos números de la economía tienen una incidencia clara en el día a día de la población. “El PBI en dólares crece 1,4% por año y, como hay inflación en dólares, el poder de compra del país está cayendo. Y el dato más claro que resulta de todo esto es tener un 50% de la población en la pobreza. Esto es resultado de tener 40 años de política económica absolutamente incierta. Además, todos estos episodios (que en economía se conocen como “stop and go”) generan una volatilidad muy nefasta para la inversión. Salvo en la década del ’90, no hubo incremento en el stock de capital y eso limita la posibilidad de crecer a futuro”, señala Marengo.
“La pobreza es una consecuencia del mal desempeño de la economía argentina. A mediados de los ’70 había poco desempleo y baja pobreza. Hoy, hay mucha pobreza y bastante desempleo. Son fenómenos que están interrelacionados ya que muchas personas quedaron excluidas y la única forma de sostenerlos es con políticas de gasto social. En realidad, es necesario incluirlos para no entrar en un círculo vicioso”, planteó Sigaut Gravina. En ese sentido, propuso que es necesario que haya acumulación de capital, no solo económico sino también humano (basado en la capacitación) para que eso se traduzca en inversiones productivas que incluyan a esos sectores de la sociedad a través del trabajo y generen crecimiento en la economía.