La pandemia y las medidas que agravaron el embargo provocaron una crisis que hace acordar a muchos el período que siguió al colapso de la URSS.
Pasaron casi 27 años desde las últimas protestas populares a la Revolución cubana, aquel distante 1994 y este presente las semejanzas son varias. Entonces la isla estaba hundida en un “período especial”, que fue bautizada la crisis económica y social derivada del colapso de la URSS y que dio paso a años de escasez de todo tipo, con apagones de hasta 20 horas diarias y un racionamiento estricto.
Hoy, los problemas son similares. Falta de productos de primera necesidad, largas filas para conseguir comida y una pandemia de coronavirus que no se aplaca a pesar del inicio de una campaña de inmunización con dos proyectos vacunales propios -algo único en América Latina- pero que aún no han sido aprobados en forma oficial: Abdala y Soberana 02.
Cuba vive un estado de ebullición social. Las nuevas tecnologías reemplazaron a “Radio Bemba”, la voz en voz que corría por todos los rincones de la isla en tiempos en que el Whatsapp era ciencia ficción. Hoy la enorme mayoría de los cubanos tiene teléfono celular, maneja internet y se conecta con el exterior a través de las redes sociales más allá de la precariedad y las trabas del sistema.
“Esto está en candela (incendiado)”, suelen repetir los cubanos en la isla cuando pasan el parte de la situación a sus familias y amigos en el exterior. La falta de comida, las filas interminables, la caída del turismo y la pandemia, con hospitales al borde del colapso en la ciudad de Matanza, a 100 kilómetros de La Habana, desembocaron en las protestas más numerosas de la historia de la Revolución.
Para el analista y abogado cubano Eloy Viera Cañive, colaborador de medios dedicados a noticias de Cuba como el portal El Toque, “es muy temprano para pensar cuál será el desenlace” de esta nueva crisis, “Nadie pudo haber previsto que esto ocurriera de esta manera pero ha ocurrido. Ahora hay que esperar. El Gobierno ha dado muestras muy claras de que no tolerará la ocupación de los espacios públicos. Esto se va a saldar con mucha violencia”.
Para el analista y abogado cubano, el Gobierno “ha puesto el aparato de propaganda en función de etiquetar a todos los manifestantes como mercenarios, gente confundida y a la que hay que combatir”.
“Hay videos de enfrentamientos y se han vandalizado tiendas estatales. Una de las protestas fundamentales era por estas tiendas creadas por el gobierno con moneda convertible donde había productos de primera necesidad pero el pueblo no tenía esa moneda para comprar. Era como un espacio vedado y el pueblo la ha emprendido contra esas tiendas”, alertó.
Y concluyó: “No tengo en claro qué puede pasar, pero mañana Cuba será diferente, para bien o para mal. La sociedad entendió que tiene poder y fuerza. Cuando se reúne así mayoritariamente no hay represión que valga”.