Busca el consenso de 33 países que componen la CELAC. Alberto Fernández quiere mediar por Cuba, Nicaragua y Venezuela en el eje autoritario.
Alberto amigo de los Gobiernos autoritarios
La Argentina en estas condiciones con Alberto Fernández ¿Realmente puede mediar? es muy clara la respuesta, el ege autoritario es parte del posicionamiento internacional del mandatario argentino.
Es lógico que no puede mediar quien tiene de amigos a los autoritarios y que, en cierta forma poco a poco va a ese camino con su populismo cristinista.
¿Trabajar por consenso para la CELAC?
El Gobierno trabaja para juntar el consenso de los 33 países de la región que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para que Alberto Fernández sea elegido como presidente de este espacio regional.
Como el bloque no tiene protocolos ni una institucionalidad concreta para elegir autoridades, la Casa Rosada espera que «los amigos apoyen y los no tan amigos no digan nada».
Si es elegido por sus pares, Alberto. dice que impulsará una Agencia Aeroespacial Latinoamericana junto a México, Honduras y Costa Rica pero especialmente quiere liderar un proceso de articulación política y mediación en los principales conflictos en la región, básicamente Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Conflicto por el posicionamiento en aras de autoritarios
Se trata de una movida diplomática que busca contrarrestar el rol de la OEA que conduce el uruguayo Luis Almagro, fuertemente alineado con los intereses de Estados Unidos. El canciller Felipe Solá está negociando en este momento en México la posibilidad del cargo para Alberto.
Como en otras iniciativas regionales, la Argentina ha consolidado una alianza política con el gobierno del mexicano López Obrador, que también mantiene un duro enfrentamiento con Almagro, como reveló LPO.
Fuentes consultadas de Cancillería consultadas por LPO confirmaron esta versión y se mostraron confiados en lograr los apoyos. «Venimos bien en el poroteo», reconocen.
Resistencia en la CELAC ante defensa de autoritarios
En relación a los países que podrían oponerse, en el Palacio San Martín cuentan con que Brasil, Colombia y Ecuador marcaran sus resistencias pero de igual no sería un impedimento.
Los objetivos argentinos para la Celac también incluyen elementos comerciales. «Nosotros estamos impulsando un acuerdo comercial del Mercosur con países de centroamérica en donde vemos una oportunidad de negocios para los productos industriales, particularmente las pick up. Con México abrimos el mercado de carne y hay un potencial enorme para crecer», dijo a LPO un integrante del equipo de Felipe Solá que se encuentra en México para asistir a la cumbre.
En esta misma línea, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de Cancillería, Jorge Neme, se encuentra de gira por México, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Si Alberto logra liderar la Celac contará con una representatividad para poner en debate de los temas candentes que hoy se apoderan de la agenda pública latinoamericana pero sin la presión de Estados Unidos. No obstante, en el Gobierno están conformes con los recientes posiciones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea en relación a la situación en Venezuela y confían en que las agendas puedan complementarse. Cuba es un tema aparte porque para Estados Unidos se trata casi de una cuestión de política interna por el enorme peso político de la comunidad cubanoamericana de la Florida, en su mayoría republicana.
Espacio común de la CELAC
Celac fue creada en 2010 como continuidad del Grupo de Río y se fundó con el espíritu de construcción de un espacio común sin la presencia de Estados Unidos y Canadá y alternativa a la OEA. Durante la etapa de gobiernos de centroizquierda, el bloque tuvo importante empuje pero luego se fue diluyendo.
Actualmente la presidencia la ejerce México y si los números cierran como esperan en el Gobierno, Alberto asumirá en septiembre y estará al mando por un año en donde tratará de levantar el perfil, diseñar misiones observadoras en las próximas elecciones del continente, impulsar agendas comerciales y afinar su diplomacia sanitaria para asistir a los países que no pudieron acceder a las vacunas suficientes para inmunizar a su población.
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