El campo anunció ayer que iniciará un plan de lucha en rechazo a la política que lleva adelante el Gobierno de Alberto Fernández hacia el sector, en esta oportunidad por la decisión oficial de extender hasta el próximo 31 de octubre las restricciones a la exportación de carne vacuna. Una protesta del sector agropecuario que podría desencadenar en un cese de comercialización, tras las próximas elecciones primarias.
El fuerte malestar que hay entre los productores y el rechazo a la medida publicada en las últimas horas en el Boletín Oficial, quedó demostrado ayer en la calurosa jornada que se vivió en el predio de la Sociedad Rural de Santa Fe, durante un encuentro de los dirigentes del campo que integran la Mesa de Enlace junto a productores de la provincia y la región.
Son varios los factores que inciden en el malestar de los productores: el sector no es tenido en cuenta al momento de diseñar las políticas para el sector, alta presión impositiva, intervención en los mercados y falta de previsibilidad, entre las principales demandas del campo hacia la administración nacional.
Y en el caso específico de la carne, ayer en Santa Fe hubo coincidencias entre productores y dirigentes al momento de advertir el incumplimiento de la promesa que había realizado Alberto Fernández en junio pasado, de liberar las exportaciones de carne vacuna si el precio al consumidor se estabilizaba o se registraban bajas, algo que sucedió en el último mes. Pero el Gobierno respondió con más intervención. Para muchos, una medida que está cargada de ideología, en la búsqueda de encontrar en el campo un enemigo y con un claro objetivo electoralista.
Ayer a través de un comunicado, los integrantes del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas advirtieron que la extensión de las limitaciones a las exportaciones impactará sobre los puestos de trabajo, el nivel de remuneraciones de los trabajadores, el capital de trabajo y la capacidad de compra, con consecuencias sobre el mercado ganadero y toda la cadena en su conjunto, incluido el sector de la industria frigorífica que atiende al mercado local.
También se incrementará la desconfianza de los clientes de la Argentina en el mundo, dejando un espacio que es aprovechado por nuestros competidores, como es el caso de Uruguay que en julio pasado exportó más carne que nuestro país. “La incertidumbre y la falta de perspectivas delinean un panorama aún peor a mediano y largo plazo; el pasado reciente es prueba de las graves consecuencias de estas políticas a nivel sectorial y general”, señalaron desde el Consorcio, que una vez más reclamó la eliminación de las restricciones para exportar.
La crisis económica y financiera del país también está afectando al campo, especialmente a los pequeños y medianos productores, más allá del buen contexto de precios internacionales, a los cuales el productor no accede totalmente por el efecto de las retenciones y el desdoblamiento cambiario. Estos dos últimos aspectos son de elevada preocupación, ya que la mayoría de los costos de producción se encuentran dolarizados y que por otro lado sufren el impacto de la inflación.
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina, señaló todas las veces que tuvo la posibilidad de dirigir la palabra a los presentes en la reunión y en cada entrevista periodística que realizó, que el presidente Alberto Fernández no cumplió con la promesa de liberar las exportaciones de carne vacuna si el precio al consumidor se estabilizaba o bajaba, como sucedió en el último mes.
Por su parte, el titular de Confederaciones Rurales Argentinas, Jorge Chemes, recordó que “desde hace un año y medio venimos soportando un escenario de confrontación y no de diálogo que ha propuesto el Gobierno”.
En el campo sostienen que el diálogo con el Gobierno no conduce a solucionar los problemas del sector, y que los dirigentes son convocados siempre para anunciar las medidas que se van a implementar, como sucedió con la carne y el aumento de las retenciones a la soja, y no para trabajar junto a la actual gestión gubernamental en políticas que permitan mejorar la competitividad, de una estructura que es la mayor aportante de divisas por las exportaciones agroindustriales.