Tras el disparatado anuncio del proyecto de ley de Alverso el FMI pide que se baje la inflación
El FMI fue instalado por el Gobierno nacional en la primera plana de los principales portales de Argentina y la respuesta regresó por el lado de busque consenso político para presentar un plan que combata la inflación.
La curiosidad es que aún ni siquiera se sabe si el oficialismo mantendrá las dos bancas de ventaja en la Cámara baja o si los cómputos en disputa en La Rioja le sacarán una y perderá así la primera minoría.
Un vocero del organismo en Washington salió este lunes a pedirle que presente un plan con «amplio apoyo político y social» y que el país ataque la «alta inflación», en automática respuesta al mensaje presidencial grabado el mismo domingo.
Alberto Fernández había anunciado que en la primera semana de diciembre enviará al Congreso un proyecto de ley que explicite «un programa económico plurianual para el desarrollo sustentable».
Un vocero del FMI, al toque, dejó la puerta abierta a la iniciativa, al destacar que se continúa trabajando para «llegar a entendimientos plenos sobre un plan integral que pueda abordar de manera duradera los desafíos económicos y sociales más apremiantes de Argentina, incluida la alta inflación, que perjudica desproporcionadamente a los más vulnerables», según consignó la agencia NA.
No caben dudas de que el viraje de agenda política sorprendió a todo el arco opositor. Señaló a la deuda con el FMI como el “mayor obstáculo” de la nación y anticipó que convocará a la oposición para consensuar una agenda de trabajo. El envío del proyecto al Congreso, tal como está concebido por la Casa Rosada, no constituye un acuerdo cerrado, sino que es una especie de resumen de las metas económicas a las que Martín Guzmán y su equipo arribaron luego de las idas y vueltas que tuvieron todo el año con los funcionarios del FMI: lo que el gobierno está dispuesto a hacer, los límites al ajuste permitidos por el kirchnerismo y lo que exige el staff, con las coincidencias y las disidencias. A partir de esas conclusiones, se enmarcan los puntos que la coalición gobernante está dispuesta a acordar. Ese límite lo definió el Presidente en su discurso del domingo: no se buscará un camino de austeridad con el Fondo. La letra chica de la iniciativa oficial es que el cuerpo de la ley que quiere someter a tratamiento legislativo contiene una negociación cerrada internamente por el Frente de Todos, pero con el Fondo. De haber sido así hubiera forma de borrador de una carta de intención. Pero como está presentado, en cambio, se parece más a intentar sacar una ley que le sirva como aval político para una negociación al todo o nada con Washington a fin de arribar a un entendimiento, o no. Claramente el consenso político previo es lo que le pide el Fondo, a través del portavoz que hizo las declaraciones que tuvieron amplia repercusión. Pero el eje de la demanda acreedora es que oficialismo y oposición coincidan en un plan de estabilización cuya prioridad sea bajar la inflación. En ninguna parte del discurso presidencial figura ese objetivo, aunque sí se hace referencia al crecimiento, al salario, al empleo y los subsidios, a pesar de que la inflación es el distribuidor de ingreso más regresivo, porque golpea a los pobres en primer término.
Reacción opositora
La diputada electa por la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en una entrevista televisiva que le hicieron el lunes por tarde, respondió sobre la convocatoria presidencial que la promesa formulada al electorado en la campaña consiste en discutir en el Congreso las leyes que el Ejecutivo proponga, pero que la responsabilidad de un plan económico sea del gobierno nacional. El libertario José Luis Espert ironizó que si hubiera que analizar en el Congreso un proyecto de ley acerca de una negociación con el FMI sin cerrar, como lo anunciado, hasta deberían ser citados los funcionarios del organismo internacional para que aclaren sus posiciones. Tampoco ven claro del otro lado del mostrador oficial si una ley sancionada en estas condiciones, más que ser una herramienta política de negociación, no significaría compartir la eventualidad de un default si el Fondo dice no. En marzo, las fichas del taxi de la deuda caerán a un ritmo apremiante: se acumulan pagos que al día de hoy las reservas no alcanzarían para cubrir. Argentina tiene vencimientos de deuda con el organismo por USD 17.800 millones en 2022, US$ 18.800 millones en 2023 y US$ 5.000 millones en 2024. Ha sido singular la reacción que tuvieron los mercados el día siguiente a la elección ante el rechazo de los votantes al manejo de la economía por parte del Gobierno en las elecciones legislativas. Y pareció ser muy bien recibido que el presidente Alberto Fernández prometiera cooperar con los legisladores de la oposición en una nueva agenda económica: los US$20.500 millones en bonos denominados en dólares con vencimiento en 2035 subieron 0,8 centavos a unos 31 centavos por dólar, registraron su mayor ganancia desde las elecciones primarias celebradas el 12 de septiembre. la negociación con el Fondo Monetario Internacional, destacó la agencia Bloomberg.