Víctor Manzanares, el ex contador de los Kirchner, aseguró que se “arrepiente de las decisiones que tomó”.
El «arrepentido» Víctor Manzanares declaró que cometió «errores» y dijo que trata de no pensar en los Kirchner
Víctor Manzanares, el ex contador de Néstor y Cristina Kirchner, se presentó este lunes en los tribunales federales de Comodoro Py para declarar en un caso vinculado a la causa Cuadernos de las Coimas.
Víctor Manzanares, el ex contador de Néstor y Cristina Kirchner, se presentó este lunes en los tribunales federales de Comodoro Py para declarar en un caso vinculado a la causa Cuadernos de las Coimas.
En diálogo con la prensa, Manzanares expresó antes de ingresar que se siente arrepentido y pidió que se haga justicia: “Me arrepiento de las decisiones que tomé en su momento para llegar donde llegué”.
La declaración que ampliará el ex contador forma parte de una causa en la que colaboró con datos claves para reconstruir el circuito de lavado de activos que encabezó Daniel Muñoz, ex secretario de Néstor Kirchner.
Detalles de Manzanares
Sobre cuál es su situación actual, Manzanares detalló: “Hoy estoy muy tranquilo, en familia. No tengo actividad profesional, es parte de las consecuencias de los actos de mi parte”. Y añadió: “Es muy difícil retomar y tener clientes”.
Respecto a sus dichos de días atrás cuando manifestó que se sentía un “muerto civil”, indicó: “Es parte de la aceptación. Es así, me siento un muerto civil. Los hechos están, ojalá pudiera recalcular, pero ya está. Yo me equivoqué absolutamente, ahora es tarde”.
En alusión a su vínculo con los Kirchner, señaló que trata de no pensar en ello: “Trato de mirar hacia delante, perdonarme a mi mismo. Lo que haga (la familia Kirchner) es cosa de ellos”.
Asimismo, Manzanares recordó cómo era su vida antes de conocer al matrimonio santacruceño. “Era otra vida, la de un contador en ciudad chica. El error fue cuando entré en la orbita de los políticos”, precisó.
En alusión al accionar de la Justicia, Manzanares subrayó que espera que “tome definiciones”. “Uno se siente en un limbo hasta que la justicia no defina qué es lo que tengo que pagar, no se va a terminar. Seis años de procesamiento es una eternidad”, aseguró.