Este año se renovarán 130 bancas de diputados y 8 provincias elegirán senadores.
La mayor parte de la atención política está puesta hoy, en el caso de Juntos por el Cambio, en quiénes serán los compañeros de fórmula de los principales presidenciables. Pero, a menos de diez días del fin del plazo para la presentación de candidaturas, se da una disputa interna intensa que más adelante podría traerle, en caso de llegar a gobierno, problemas en el Congreso. La coalición opositora se encamina a competir sin listas de unidad en la mayoría de las provincias para los cargos legislativos nacionales. Tener bloques parlamentarios fragmentados complica siempre la sanción de leyes.
No es tarea sencilla armar listas de unidad: como todos los años electorales, los 24 distritos del país elegirán diputados nacionales (se renuevan 130 bancas) y 8 provincias -Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz- elegirá cada una a 3 senadores, para la renovación de un tercio de la Cámara Alta.
Pero tampoco es una rareza: la coalición acordó listas de unidad en la mayoría de las provincias con la fundación de Cambiemos en 2015, y en 2017 y 2019. En el 2021, en cambio, hubo PASO en 14 distritos, pero en un clima interno notablemente menos friccionado que el actual. Así y todo, desde la renovación de la Cámara Baja, los bloques que integran la coalición opositora no lograron nombrar de consenso un jefe para el interbloque de JxC, que debería ser un hombre o mujer del PRO.
Todavía faltan 8 días para la formalización de las candidaturas y no están todos los puentes quemados, pero tanto en el ala “dialoguista” como el ala “dura” de Juntos por el Cambio prácticamente daban por hecho que habrá competencia interna en la mayoría de los distritos, con excepciones como, quizás, Corrientes.
Hoy JxC tiene media docena de candidatos a presidentes declarados: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Gerardo Morales, Facundo Manes, Elisa Carrió. Miguel Pichetto y José Luis Espert. Se espera que terminen quedando la mitad.
Según indican en el sector larretista del PRO, en el radicalismo de Morales, en la Coalición Cívica y cerca de Pichetto, habría consenso para acordar listas legislativas: es decir, por ejemplo, Carrió por ahora no ha bajado su candidatura y en el entorno de la líder de la CC aseguran que no tiene previsto hacerlo, pero si mantuviera su postulación compartiría listas de diputados y senadores con el jefe de Gobierno porteño.
En el espectro dialoguista acusan a Bullrich de imposibilitar un acuerdo de listas de unidad. En el equipo de campaña de la exministra de Seguridad se preguntan cómo podrían negociar listas de unidad con Larreta, la UCR y Evolución, la CC y Pichetto si, en última instancia, sería lo mismo que darle cuatro lugares a Larreta y uno a ella. Mejor competir y que definan los votantes.
Legisladores nacionales opositores de larga experiencia en ambas cámaras prevén un parlamento complicado si ambos sectores no empiezan a acercar criterios o en caso de que las PASO fueran lo suficientemente agresivas como para dejar heridas graves y posiciones irreconciliables.
“Va a ser un problema en serio, el presidente de la Cámara de Diputados y los jefes de bloque van a necesitar una muñeca descomunal”, pronosticaban en la sede del gobierno porteño en Uspallata. Si el oficialismo, desde ahora Unión por la Patria, fuera derrotado en las elecciones de octubre, igual retendrá un número nada despreciable de diputados. En ese caso, triunfe Larreta o Bullrich, un potencial bloque oficialista atomizado o dividido en dos sectores muy marcados sería un problema para cualquiera de los dos.
En su cruzada interna para ampliar la coalición hacia el lado del peronismo federal, Larreta eligió como argumento central la necesidad de mayorías en el Congreso para aprobar reformas estructurales. Bullrich también comprende la necesidad de legisladores y anticipó en los últimos días que si es presidenta podrá “articular” con el bloque que responda a Javier Milei (que tiene mandato como diputado hasta el 2025) y que podrá así “aprobar las leyes principales que vamos a mandar al Congreso”. Esto es, claro está, suponiendo que el libertario no gane las elecciones.
“¿Cómo hacés para sacar leyes que vote Milei y Carrió y Evolución? El arco ideológico es demasiado amplio. Si Milei te ayuda en Diputados, a costa de perder la unidad de JxC en las votaciones, ¿quién te asegura que el Senado vote leyes que tengan el visto bueno de Milei?”, se preguntaban en las últimas horas en el despacho de un radical de peso en la Cámara Baja. “Leyes de ultra ajuste o locuras a lo Milei no van a prosperar porque mueren en el Senado”, pronostican.
Al libertario, que si le va bien en las elecciones nacionales podría sumar una treintena de diputados, no le será fácil, en cambio, sumar senadores. Y aun si sumara, con un resultado notable en provincias históricamente peronistas, el número probablemente sería pequeño.
“Macri sacó menos 35% de los votos en las generales y ganó por 2 puntos en el balotaje de 2015, y no le alcanzó. En el 2019, Alberto Fernández ganó en primera vuelta 48 a 40, y no le alcanzó. El Poder Ejecutivo manda un proyecto que es un traje y el Congreso le devuelve una bata de baño. El problema que tenemos hoy nosotros es que estamos de acuerdo en el ‘para qué’, pero no tanto en el cómo. Y en el Congreso importa mucho el ‘cómo’”, advertía otro diputado del PRO, con más de una década de actividad parlamentaria a cuestas.
Quedan una semana para la definición de las candidaturas, tiempo suficiente en política para que todo cambie, pero Juntos por el Cambio entraba en la recta final por el cierre de listas con la perspectiva de una “competencia total” por delante.