RÍO PRIMERO, Córdoba.- La tierra vuela y aporta contextura a los remolinos, que gracias al polvo se hacen visibles. Qué cambió y Juntos ¿Fue?
Relato INCÓMODO DE JUNTOS POR EL CAMBIO en ¿Picada?
Parecen más robustos, pero son efímeros y se disuelven rápidamente en la llanura de Río Primero, una pequeña ciudad de 10.000 habitantes, ubicada a 60 kilómetros de la ciudad de Córdoba.
Allí no hay atracciones turísticas. Es un lugar, como tantos que se multiplican en el interior de la Argentina, donde se cree que hay poco para hacer, y nadie está acostumbrado a que ocurran sucesos que rompan esa tranquilidad, que se añora en las ciudades grandes. Quizá ese sea hoy un una dicha en medio de tanto ruido. Porque si el reverso de este paisaje son los problemas cotidianos de las ciudades más grandes, la atmósfera de Río Primero parece un antídoto al desenfreno y la taquicardia crónica de las calles repletas de autos y ánimos encendidos. Allí no hubo nunca un piquete. Nadie vivió esa experiencia. Reina la calma. No hay desempleo, tampoco villas de emergencia, ni problemas de seguridad. En julio de 2021 el femicidio de Karen Ferreyra se convirtió en el primer crimen en los últimos 50 años.
El radicalismo siempre triunfó con comodidad en las elecciones nacionales, y le siguió luego Juntos por el Cambio, desde que se fundó esa fuerza en 2014 en Marcos Juárez, otra ciudad de una provincia donde la afinidad con el amarillo siempre fue intensa y hasta fundacional.
Qué cambió el domingo pasado
El domingo pasado algo cambió. Un viento nuevo torció la tradición política de ese lugar. Y provocó sorpresa, porque Juntos por el Cambio se derrumbó a nivel electoral en ese departamento cordobés, donde siempre jugó de local. La Libertad Avanza, con Javier Milei a la cabeza, sumó el 38,53 por ciento de los votos en su debut en las urnas. Logró absorber los votos históricos de Juntos por el Cambio, que en esa zona perdió 29,58 puntos porcentuales en relación a las PASO de 2019.
Hace cuatro años, cuando Mauricio Macri se postuló para su reelección reunió, en medio de una PASO complicada para el oficialismo, el 52,89 por ciento. El derrumbe de esa fuerza ahora fue estrepitoso. ¿Cómo se explica esa debacle en un lugar en el que había una conexión histórica y muy fuerte con sus votantes?
Fue donde se gestó cambiemos, luego JxC
Nadie se olvida en Río Primero cuando Macri visitó en 2019 el paraje Las Heras, que pertenece al departamento, donde todos lo habían votado. Desembarcó allí para reafirmar esa fidelidad que el domingo pasado se desintegró. Lo habían respaldado los 57 habitantes que estaban habilitados para sufragar. Esa relación se quebró. La crisis endémica, la desilusión, la bronca, el hartazgo, son las palabras que recubren los argumentos entre la gente de la zona, cuando trata de aportar una explicación. Son como brotes diminutos que sirven para describir ese divorcio. Son también términos que perforan los discursos en cualquier distrito del país. Como si no fueran genuinos del paisaje y actuaran como muletillas que encontraron una contención en la aparición de Javier Milei, el patriarca de la bronca, que parece alejado de la fisonomía emocional de ese pueblo.
Río Primero, la próspera embroncada
Río Primero es una zona próspera, con menos problemas visibles de los que aparecen en las ciudades más grandes.
Pero si se rasca un poco sobre la superficie empiezan aparecer los pesares cotidianos.
Los que mueven los engranajes de la economía de la región enfrentan una situación complicada que proviene desde hace tiempo, aunque en los últimos meses la situación empeoró a niveles intolerables.
Datos de RÍO PRIMERO
La última noticia que puso a Río Primero en los noticieros fue un tornado que pasó como una tromba el 9 de diciembre pasado. Destrozó todo lo que estaba enfrente. Fue una tormenta rara. Generó daño y dolor en muchos vecinos. A Fernando Cavallo le rompió el alma. Hacía un mes que había arrancado con la planta de chacinados La Marlina, que construyó con sus hermanos en las afueras de Río Primero, sobre la ruta 10. El viento se llevó parte del techo de la fábrica.
En La Marlina le dan valor agregado a la producción de cerdos y al maíz que la familia Cavallo cultiva para alimentar a los animales. Los chacinados los venden en los supermercados Almacor, una cooperativa de la que son socios. Lograron completar todo el circuito productivo y comercial. Una proeza en la Argentina de hoy y un ejemplo de cómo se puede inyectar valor a la producción primaria. “El resumen sería del campo a la góndola, o al mostrador”, explica Fernando Cavallo.
Recién ahora pudieron terminar de reconstruir los destrozos que provocó aquel viento impiadoso de diciembre y ampliar la fábrica, que está en las afueras del pueblo. Pero la tormenta nunca pareció irse. Se agudizó el temporal económico. “Es muy difícil producir hoy, porque no sabés a qué precio vas a poder vender mañana. Muchos insumos están dolarizados. Es complicado, pero uno sigue porque tenemos más de 160 familias que viven de esto y hay que ser responsable. Nosotros decidimos dar un aumento extra después de la devaluación del lunes, porque entendemos que nuestros empleados tienen que atravesar de la mejor manera este momento tan complicado”, explica Fernando.
Cavallo mueve sus brazos y hace un ademán como si lanzara unas pelotas al aire. “Hacemos malabares. Tenemos que vender barato con costos de producción cada vez más altos. Es cansador tener que estar todo el tiempo buscándole la vuelta a la situación económica. Nunca podés estar tranquilo”, apunta. “Acá la gente no hablaba de política. No le interesaba, pero durante este último tiempo se nota que hay un cambio. Y empezás a ver que todos están cansados de la situación que no parece tocar fondo. Por eso ganó Milei”, considera Cavallo.
La historia de la familia muestra el recorrido de ese país que parece haber quedado en el recuerdo. Juan, su padre, que hoy tiene 77 años, arrancó como empleado de una panadería, después pudo comprar un pequeño campo, y luego con el esfuerzo de sus hijos moldearon décadas después la estrategia empresaria que cubre hoy todos los eslabones de la cadena productiva. La palabra que usa Fernando es “cansancio” para describir la situación.
Sin embargo, cuenta que “a pesar de todo” decidieron invertir y comprar una embutidora en Alemania para mejorar la calidad de los chacinados, que proveen a los supermercados de la zona.
El descreimiento del estado en Río Primero
Cristina Cravero es una excepción política en Río Primero. Es la primera intendente en la historia que no tiene origen radical. Es peronista. En su despecho, dos cuadros delinean sus afinidades partidarias: uno a color de Juan Schiaretti y otro en tonos sepia de Perón y Evita. Se postuló para la reelección, pero perdió frente a la candidata de Juntos por el Cambio, Mariangeles Arneudo.
“Todos somos responsables del descreimiento en el Estado. Y eso aparece cuando pensás que no hay futuro”, expone la funcionaria. Cravero asegura que “la gente no sabe cómo funciona el Estado. No entienden que, por ejemplo, en Río Primero hay una red de agua potable que tiene 30 años y está obsoleta. El costo de tener agua en cada casa es de 1800 pesos, pero el usuario paga 200 por mes.
Se quejan del déficit. Pero también si tienen que pagar más. Falta formación cívica en la población”, advierte. Cravero utiliza la palabra “enojo”, que –según ella- cuando irrumpe “te impide razonar”.
En Río Primero sin propaganda de Milei
En Río Primero no hay una sola propaganda de Milei. El único cartel -ajado por el viento- es uno de Sergio Massa, que está en la entrada al pueblo.
Sin ningún aparato, ni referentes locales fuertes, La Libertad Avanza sorprendió en las últimas elecciones.
Rompió la tradición política de la región, pero no parece ser algo pasajero. Las mismas palabras que transitan por las redes sociales y los medios en boca de Milei recargan los argumentos de sus votantes, en medio de un lugar donde la tradición se resquebrajó con los vientos de cambio.
LA NACIÓN