El candidato oficialista se impone en la primera vuelta, en parte gracias a una buena performance del peronismo en la Provincia de Buenos Aires
Tendencias más que irreversibles con elección favorable al peronismo
Con más del 80 por ciento de los votos escrutados, Sergio Massa saca 35,9 por ciento de los votos y Javier Milei, 30,51 por ciento y definirán la presidencia en un balotaje.
Patricia Bullrich queda tercera, con el 23,61 por ciento de los sufragios. Seguí el minuto a minuto de los comicios.
Desánimo en Juntos tras el durísimo golpe electoral de Patricia Bullrich
La música, excesivamente alta, no sirvió para disimular en el bunker de Juntos por el Cambio una derrota tan contundente como dolorosa, que dejó a Patricia Bullrich tercera en la elección presidencial y afuera del balotaje, a Néstor Grindetti lejísimo de Axel Kicillof en la contienda bonaerense y que sólo tuvo como motivo de satisfacción, a medias, la victoria de Jorge Macri, que no obstante irá a una segunda vuelta con Leandro Santoro en la ciudad de Buenos Aires.
Las encuestas de los últimos dos meses finalmente confirmaron lo que el sector más halcón del PRO no quiso ver: a Bullrich le alcanzó para ganarle con solidez la PASO a Horacio Rodríguez Larreta, pero el daño interno de esa primaria fue tan grande que Juntos por el Cambio no pudo siquiera conservar el porcentaje original. Anoche, totalizaba más de un 23%, muy lejos de competirle a La Libertad Avanza, que fue segunda con más del 30% y a Sergio Massa, que se impuso por encima del 36%.
La autocrítica, tardía, invadía a todos los sectores de la coalición, y los cuestionamientos no iban dirigidos a Bullrich, al menos en Parque Norte, quien se saludó con abrazos con la mayoría de los presentes de una coalición que, quedó la sensación, parece cercana a romperse y dejar de tener la configuración que mantuvo en la última década, con el radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica adentro.
Desde temprano había expectativas en los diferentes actores del PRO, especialmente, que creían que Bullrich podría revertir la elección en provincias de padrón importante como Santa Fe, Córdoba y Mendoza, que en la PASO había ganado Milei, y que en la Provincia la performance de agosto de toda la fuerza podía repetirse.
A medida que pasaron las horas, y sobre todo después de las 19, cuando circularon las primeras mesas testigo, esa sensación se fue desdibujando. Los datos del Interior no eran buenos y en el ámbito bonaerense Axel Kicillof no sentía las consecuencias del «Insaurralde Gate» y arrasaba, con más del 45% de los votos. Los datos de La Matanza eran contundentes a favor del oficialismo y Juntos por el Cambio perdía distritos como Lanús y quedaba en riesgo de ceder un bastión de los últimos años como La Plata, la capital.
Mientras, Bullrich había tomado la decisión de no ir a las oficinas de Plaza de Mayo a seguir los resultados y aparecer directamente por la noche en Parque Norte. Así terminó sucediendo, en un bunker en el que hace dos meses la militancia había cantado «el kirchnerismo se terminó» y ahora veía como Sergio Massa ganaba la elección por un margen importante sobre Milei, el dirigente libertario que rompió la lógica opositora que tenía a Juntos por el Cambio como segunda fuerza, pero que a la vez no tuvo la fuerza suficiente para imponerse como muchos aventuraban.
A partir de eso, las especulaciones sobre lo que viene en adelante hacia el balotaje del 19 de noviembre eran muy variadas. El sector duro del PRO, con Mauricio Macri a la cabeza, parecía definido anoche a ir hacia un apoyo masivo hacia Milei, al menos en las primeras charlas dentro de Parque Norte. Había quienes creen que el radicalismo, en cambio, dará libertad de acción a sus votantes aunque por afinidad difícilmente se acerque al libertario y tenga más relación con un apoyo al massismo. «No es momento de hablar de eso ahora», planteaba un dirigente radical, en estricto off.
El derrumbe de Juntos por el Cambio fue notorio en las generales, en relación a las PASO. Bullrich terminaba con un millón de votos menos que los que había logrado Juntos por el Cambio en agosto, sumando sus votos y los de Horacio Rodríguez Larreta. El kirchnerismo, por el contrario, crecía más de un millón de votos de una elección a otra y el propio Milei conservaba lo que había logrado, unos 7 millones de votos, ese 30%, que le garantizaba llegar a la segunda vuelta de dentro de cuatro semanas.
CLARÍN