El consumo masivo en Argentina sufrió la mayor caída de su historia en julio, superando incluso los peores momentos de la crisis del 2001 y la pandemia.
Las ventas en todos los comercios, desde los grandes supermercados hasta las pequeñas tiendas de barrio, están por debajo de los niveles de esos períodos críticos.
El gobierno de Javier Milei, que prometía una recuperación económica, se encuentra con una realidad desalentadora: la inflación descontrolada, la devaluación y la caída del poder adquisitivo están asfixiando al consumo. A pesar de los descuentos y promociones, los consumidores no están dispuestos a gastar.
Las cifras son contundentes: el consumo en hipermercados, comercios barriales y pymes se desplomó un 16,1% en julio, superando la caída del 12,4% de junio. En la primera semana de agosto, la caída del consumo llegó a superar el 20%.
La crisis se extiende a todos los sectores: la alimentación, el desayuno, la higiene y la cosmética están en caída libre. Las bebidas, tanto alcohólicas como no alcohólicas, y los productos impulsivos también muestran un fuerte descenso en las ventas.
Las promociones no logran revertir la situación. Las empresas de alimentos y los supermercados están ofreciendo descuentos y facilidades de pago, pero el consumo sigue sin reaccionar. El temor a consumir, la falta de estímulo y la incertidumbre sobre el futuro económico están frenando al consumidor.
La situación es crítica y el panorama no parece mejorar en el corto plazo. El gobierno de Milei enfrenta un desafío enorme para reactivar la economía y recuperar la confianza de los consumidores.
Este post busca informar sobre la grave situación del consumo en Argentina, con datos concretos y ejemplos que ilustran la magnitud del problema. Se destaca el contexto de la crisis económica actual y se analiza el impacto de las políticas del gobierno de Milei.