En la tarde de ayer, el oficialismo logró los votos necesarios en el Congreso para blindar el veto de Javier Milei a la ley de Financiamiento Universitario.
Sin embargo, el movimiento estudiantil y docente universitario, ha desencadenado lo que podría ser un largo y arduo conflicto. En respuesta al rechazo legislativo, los estudiantes han tomado más de 30 facultades en todo el país, organizando cortes de calle, asambleas y ruidazos.
El descontento no se limita solo a los estudiantes. Desde el lado docente, el Frente Sindical de Universidades Nacionales, que agrupa a todos los gremios docentes y no docentes, ha convocado a un paro nacional para el jueves 10 de octubre. En un comunicado, expresaron: “Repudiamos a los diputados que votaron en contra del mandato popular de defender la universidad”.
Este conflicto pone de manifiesto la profunda división en torno al financiamiento de la educación superior en Argentina. Mientras el gobierno defiende su postura, argumentando la necesidad de ajustes económicos, los estudiantes y docentes ven en estas medidas un ataque directo a la educación pública y gratuita, un pilar fundamental de la sociedad argentina.
La situación sigue siendo tensa y el desenlace es incierto. Lo que está claro es que tanto estudiantes como docentes están dispuestos a luchar por lo que consideran un derecho inalienable: una educación universitaria accesible y de calidad para todos.