Desde el ajuste brutal del Gobierno de Milei, vemos las personas que no llegan a fin de mes, entre ellos jubilados, los más perjudicados.
El Gobierno dice que la gente reclama ajustes: Se justifica
Según Cordero, funcionario del área de trabajo de la nación, justifica la motosierra de la siguiente forma «mientras la ciudadanía exige ajustes en los privilegios de la casta política, la Ministra Pettovello opta por utilizar el transporte público disponible para todos los ciudadanos, lo que hace aún más incongruente la agresión sufrida».
Violencia institucional o un planteo flojo del Gobierno de Mieli
El reciente incidente con la ministra Sandra Pettovello ha destapado la verdadera cara del gobierno de Javier Milei. Mientras claman por la ‘violencia institucional’ ante un escrache, parecen convenientemente olvidar la violencia económica que están infligiendo a millones de argentinos con sus políticas de ajuste brutal.
Pettovello, la misma funcionaria responsable de recortes despiadados en programas sociales, ahora se presenta como víctima cuando ciudadanos desesperados la increpan. El gobierno, que no ha dudado en aplicar medidas que empobrecen a la población, de repente se encuentra en el papel de víctima. Piden una investigación judicial del incidente, pero ¿quién investiga el sufrimiento causado por el ajuste desmedido?
Cabe preguntarse: ¿No es acaso ‘violencia institucional’ dejar a miles sin acceso a alimentos y servicios básicos?
El mismo gobierno, que predicaba a los cuatro vientos que ‘no hay plata’, parece tener recursos ilimitados para proteger a sus funcionarios de la indignación popular que ellos mismos han generado.
La verdadera amenaza a la democracia no son los ciudadanos expresando su descontento en las calles, sino las políticas que los empujan a la desesperación.
El caso Pettovello es apenas un síntoma de una sociedad llevada al límite. Mientras el gobierno se escuda tras grandilocuentes discursos sobre ‘institucionalidad’, ignora deliberadamente el clamor de un pueblo que sufre las consecuencias directas de sus decisiones económicas.
Ya es hora de que el gobierno de Milei enfrente la realidad: no se puede gobernar de espaldas al pueblo. La verdadera violencia es la que se ejerce desde el poder, recortando derechos y hundiendo a la clase media y trabajadora en la pobreza.
¿Hasta cuándo seguirán culpando a los ciudadanos por expresar su dolor? ¿Cuándo se harán cargo de las consecuencias de sus políticas? Es momento de que el gobierno deje de victimizarse y comience a escuchar el clamor de quienes dice representar.
Pero Cordero insiste con sus planteos al sostener: Que, «es grave, jurídica y socialmente hablando, que se tolere cualquier tipo de violencia en el ámbito laboral. Este tipo de actos debilitan nuestras instituciones y los valores democráticos que debemos proteger».