Pablo Moyano Renuncia a la CGT, Reavivando las Históricas Tensiones entre Sectores Sindicales
La noticia de la renuncia de Pablo Moyano a la CGT ha generado un gran impacto en el sindicalismo argentino, reviviendo los fantasmas de la década de 1990, cuando la central obrera se encontraba severamente dividida.
Al igual que entonces, las diferencias irreconciliables entre el ala «moderada» y «dura» del sindicalismo han provocado una nueva crisis en la cúpula de la CGT. Por un lado, el sector encabezado por Héctor Daer, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y José Luis Lingeri, apuesta por el diálogo y la negociación con el gobierno de Javier Milei y los empresarios. Mientras que la facción liderada por Pablo Moyano, junto a los gremios del transporte y el kirchnerismo, se inclina por una posición más confrontativa.
La gota que rebalsó el vaso fue la reunión de la «mesa chica» cegetista, en la cual se decidió descartar cualquier medida de fuerza, al menos hasta 2025 y apostar al diálogo tripartito. Pablo Moyano, quien horas antes había anunciado la organización de un paro nacional para diciembre, no compartió esta decisión y presentó su renuncia a la central obrera.
Esta profunda división amenaza la unidad de la CGT y deja en evidencia la imposibilidad de consensuar una estrategia común frente a las políticas del gobierno actual. La situación recuerda a aquellos momentos de confrontación sindical de la década de 1990, cuando la central obrera se fragmentó en distintas alas que respondían a intereses particulares.
La renuncia de Moyano es un duro golpe para la CGT, que deberá lidiar con esta crisis interna mientras intenta mantener su legitimidad y capacidad de negociación. Como en el pasado, el futuro del sindicalismo argentino parece quedar nuevamente en vilo ante la falta de unidad y la priorización de agendas personales sobre los intereses de los trabajadores.