En la frontera más extensa con Rusia de toda la OTAN, Finlandia se encuentra acelerando sus preparativos ante el temor de una potencial agresión militar por parte de Moscú.
Después de la invasión de Ucrania, el país nórdico ha tomado medidas significativas para fortalecer su defensa y resiliencia.
Uno de los pasos clave es el servicio militar obligatorio para todos los hombres finlandeses, que deben realizar un período de entrenamiento militar que va de 9 a 18 meses, construyendo así una reserva de personal entrenado.
También se han construido miles de refugios subterráneos diseñados para proteger a los residentes, incluyendo a los 600.000 habitantes de Helsinki, en caso de un conflicto.
El gobierno busca involucrar a todos los sectores de la sociedad, desde el sector privado hasta las ONG, en los planes de defensa nacional. El objetivo es crear una «voluntad nacional de defensa» ante la amenaza percibida.
Finlandia también ha acelerado la cooperación con Suecia, Estados Unidos y la OTAN desde la anexión rusa de Crimea en 2014, profundizando aún más esta colaboración tras la guerra en Ucrania.
Las autoridades finlandesas describen un «gran cambio mental» en el país desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
La frontera de 1.380 km que Finlandia comparte con Rusia, la más extensa para un país miembro de la OTAN, genera una constante preocupación por posibles ataques híbridos o incluso una invasión a gran escala.