En Mendoza, el uso indiscriminado de pirotecnia durante las fiestas de fin de año a pesar de estar prohibido, generó un preocupante aumento de heridos, en su mayoría menores. Ante esta situación, la vicegobernadora Hebe Casado propuso medidas cuestionables en lugar de exigir un mayor control y cumplimiento de la normativa.
Casado sugirió que las familias con niños con autismo «tapen los oídos» de los menores, y que los dueños de mascotas «mediquen» a sus animales, ya que, según ella, «no se puede estar en la puerta de cada casa viendo si tiran o no un petardo».
Esta recomendación de la vicegobernadora generó indignación en la sociedad, que reclamó mayores controles y sanciones efectivas a quienes infringen la prohibición de venta y uso de pirotecnia. Desde el gobierno provincial reconocieron las fallas en los operativos de fiscalización y prometieron reforzarlos para Año Nuevo.
La venta ilegal se realiza principalmente a través de redes sociales, ferias y comercios, e incluso se detectaron convocatorias de menores para lanzar fuegos artificiales. Ante esta situación, las autoridades llaman a la conciencia ciudadana, pero la vicegobernadora parece descargar la responsabilidad en las familias afectadas en lugar de exigir un mayor compromiso de control por parte del Estado.