El Gobierno de Javier Milei se enfrenta a una compleja situación cambiaria, con presiones por una devaluación que el ministro Luis Caputo intenta evitar a toda costa. Mientras Milei quiere hacer una «corrección mínima» en enero, Caputo insiste en que «de acá a tres meses no se puede tocar nada» para sostener el dólar blend y evitar una mayor salida de divisas.
El problema radica en que Argentina enfrenta una creciente sangría de dólares por importaciones y turismo, que el BCRA tendrá que afrontar con sus magras reservas. Analistas advierten sobre una posible devaluación repentina, lo que pone más presión sobre el Gobierno.
En este contexto, el jueves pasado el BCRA vendió 600 millones de dólares para darle divisas a la empresa japonesa Toyota, que aprovechó la caída del Impuesto País para pagar importaciones. Fuentes oficiales adelantaron que estas ventas «se pueden repetir en otras empresas», reflejando la creciente demanda de dólares.
Además de los pagos por importaciones, se estima que el BCRA deberá desembolsar 2.000 millones de dólares al mes por la salida de turistas argentinos al exterior. A esto se suma la necesidad de frenar la cotización de los dólares financieros, que han ido al alza en las últimas semanas.
En medio de esta interna, se encuentra el acuerdo con el FMI, que exige una unificación cambiaria. Caputo prefiere demorar el ajuste hasta después del primer cuatrimestre, algo que choca con los planes de Milei. Esto genera dudas sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con el organismo a corto plazo.
La delicada situación cambiaria, con un atraso cambiario importante, y la necesidad de atraer más dólares del campo y el turismo, obliga al Gobierno a tomar decisiones difíciles en los próximos meses. La pelea entre Milei y Caputo refleja la complejidad del desafío y el riesgo de una corrección brusca en el tipo de cambio cuando «nadie está mirando».