El gobierno del presidente Javier Milei anunció una reducción «temporal» de los derechos de exportación (comúnmente llamados «retenciones») sobre los principales cultivos agrícolas. Esta medida llega en un momento crítico para el sector, afectado por una severa sequía y la caída de los precios internacionales.
Según analistas, el mayor impacto se verá en el precio de la soja, que podría aumentar unos US$11 por tonelada, pasando de US$280 a US$291. Esto representa un respiro para los productores, quienes atravesaban una situación complicada con la presión impositiva inalterada y los bajos valores de comercialización.
El exfuncionario agropecuario Santiago del Solar destacó que esta baja era una «promesa de campaña» de Milei y que su implementación, aunque sea por tiempo limitado, era una «muy buena noticia» para el sector. No obstante, advirtió que el carácter temporal de la medida podría generar un «aluvión» de ventas de soja que impacte en los precios.
Por su parte, el analista Pablo Adreani consideró que el gobierno tomó esta decisión ante la baja liquidación de divisas del agro en los próximos meses, lo que hubiera derivado en «una parálisis de toda la cadena de la soja».
La medida también tiene un componente político, ya que el propio electorado del presidente Milei, que apoyó su promesa de eliminar las retenciones, comenzaba a reclamar su cumplimiento. En un año electoral, esta decisión busca renovar el apoyo de ese segmento clave.
En definitiva, la baja temporal de retenciones representa un respiro para el campo argentino en un escenario complicado, pero su carácter provisorio genera incertidumbre sobre los efectos a mediano plazo. Será clave observar si el gobierno logra sostener esta política en el tiempo o si se vuelve a la situación previa.