Una terrible tragedia se desató en Washington D.C. la noche del miércoles cuando un avión de pasajeros de la aerolínea American Airlines colisionó con un helicóptero militar cerca del Aeropuerto Nacional Reagan.
El vuelo 5342, que transportaba a 60 pasajeros y 4 tripulantes desde Wichita a Washington, impactó contra el helicóptero Sikorsky H-60 Black Hawk del Ejército estadounidense cuando se aproximaba a aterrizar. Ambas aeronaves se precipitaron al río Potomac, desatando una dramática operación de búsqueda y rescate.
Según los datos del transpondedor, el avión Bombardier CRJ-700 volaba a una altitud de 121 metros y a una velocidad de 225 km/h cuando sufrió una rápida pérdida de altitud tras el choque. Lamentablemente, los equipos de emergencia han logrado recuperar al menos 12 cuerpos hasta el momento, y se teme que la cifra de víctimas mortales sea aún mayor.
La tragedia evoca recuerdos de otro fatídico accidente ocurrido en 1982, cuando un vuelo de Air Florida se estrelló contra el puente sobre el Potomac, dejando más de 70 muertos. Ahora, Washington D.C. enfrenta una nueva catástrofe aérea que podría convertirse en una de las más mortíferas de la ciudad en décadas.
Las autoridades han activado un amplio operativo de rescate, involucrando a unos 300 socorristas en la búsqueda de sobrevivientes. Además, los investigadores trabajan para determinar las causas del accidente y el rol que pudo haber jugado la tripulación del helicóptero militar.
Esta trágica colisión ha conmocionado a la nación y deja un saldo de vidas perdidas, entre ellas, presuntamente, varios patinadores artísticos rusos y estadounidenses que viajaban en el avión. Una gris jornada para la aviación y la ciudad de Washington D.C.