La sorprendente declaración de Donald Trump sobre convertir Gaza en la «Riviera de Oriente Próximo» puede interpretarse de dos formas.
Una, como una «amenaza vacía» o un alarde de su influencia en la región, similar a otras amenazas que luego se olvidan. Otra, como un plan real que refleja algunas de las esperanzas y objetivos de Trump, como lograr un gran acuerdo de normalización en Oriente Medio, evitar el costo de reconstruir Gaza y desarrollar las tierras costeras con fines comerciales.
Fuentes cercanas a Trump indican que la idea fue premeditada y refleja los pensamientos de su equipo, particularmente de su yerno Jared Kushner, quien cree que Gaza podría convertirse en una especie de «Riviera» próspera. De hecho, Trump habría llamado al primer ministro israelí Netanyahu para sugerir que pensara en los tipos de hoteles que podrían construirse en Gaza.
Se dice que Trump se inspira en la filosofía del boxeador Mike Tyson de «golpear primero y negociar después», gobernando a través de decretos presidenciales y en nombre de una «emergencia nacional». En cuanto a Cisjordania, Trump afirmó que aún no han tomado una posición oficial, pero que probablemente harán un anuncio en las próximas semanas.
En resumen, la idea de Trump parece combinar su ambición de lograr un gran acuerdo regional, reducir costos y desarrollar Gaza con fines comerciales, aunque los motivos exactos detrás de la propuesta siguen envueltos en cierto misterio.