La reciente decisión del gobierno argentino de bajar temporalmente las retenciones a los principales granos y cereales ha desencadenado un aumento en los precios de la harina y el aceite de girasol. A pesar de la intención de acumular dólares y frenar la inflación, el efecto ha sido opuesto al esperado.
Desde el anuncio de Luis Caputo, el litro de aceite de girasol ha registrado un incremento del 5.7%, mientras que la bolsa de harina de 25 kilos ha subido alrededor del 2.7%. Este aumento es preocupante, ya que ocurre en un contexto donde las ventas en el sector alimenticio permanecen estancadas y la próxima cosecha de granos no se espera hasta finales de abril.
Los productores, enfrentando un año complicado por la sequía y el atraso cambiario, han decidido aumentar los precios para mantener su rentabilidad. Aunque la reducción de las retenciones —del 7% al 5.5% para el girasol y del 12% al 9.5% para el trigo— tenía como objetivo aliviar la carga fiscal, los resultados no han sido los esperados.
Con el panorama actual, se teme que los precios de la harina y el aceite continúen en ascenso, lo que podría agravar la inflación y afectar aún más al sector alimenticio en un año electoral, donde la estabilidad de precios es fundamental.