Un terrible ataque con cuchillo sacudió a la ciudad austríaca de Villach, dejando un saldo de un adolescente de 14 años muerto y cinco personas heridas. El agresor, un solicitante de asilo sirio de 23 años, había jurado lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) y se había radicalizado a través de Internet, según informaron las autoridades.
El ministro del Interior de Austria, Gerhard Karner, calificó este episodio como un «ataque islamista» y señaló que las fuerzas de seguridad encontraron la bandera del ISIS en el apartamento del sospechoso. Karner lamentó la «ira y rabia» que este hecho ha generado en la población, y consideró que se deberían tener mayores poderes para examinar a los solicitantes de asilo.
Según los investigadores, el atacante habría gritado «¡Allahu Akbar!» («¡Dios es grande!», en árabe) durante el incidente. Aunque el ISIS aún no ha reivindicado la autoría, las autoridades creen que este crimen guarda relación con el llamamiento reciente de la rama afgana del grupo extremista a cometer ataques en Occidente.
Este ataque se produjo en medio de una tensa situación política en Austria, donde el ultraderechista Partido de la Libertad (FPO) quedó en primer lugar en las elecciones parlamentarias de septiembre y ahora debate si puede formar gobierno. El líder del FPO, Herbert Kickl, aprovechó rápidamente el ataque para exigir «medidas drásticas contra el asilo».
La tragedia en Villach ha generado conmoción y temor entre los habitantes, quienes temen por la seguridad de sus familias y cuestionan si las autoridades están haciendo lo suficiente para prevenir este tipo de ataques. Las autoridades prometen perseguir al «autor islamista con todo el peso de la ley», pero es evidente que esta ciudad austríaca y todo el país tendrán que enfrentar desafíos importantes en materia de seguridad y cohesión social.