Las elecciones en Alemania han traído resultados sorprendentes que están reconfigurando el panorama político del país.
Según las primeras encuestas de salida, el partido conservador CDU/CSU se posiciona como el más grande en el nuevo parlamento, obteniendo alrededor del 30% de los votos. Friedrich Merz, líder del CDU, celebra este triunfo y se muestra optimista sobre la formación de un nuevo gobierno, resaltando el éxito de su campaña electoral.
Sin embargo, otro aspecto notable de estos resultados es el ascenso del partido de extrema derecha, Alternativa para Alemania (AfD), que se espera que se convierta en la segunda fuerza más importante con un récord del 20% de los votos. Alice Weidel, líder del AfD, ha declarado que su partido ahora se considera una opción viable para los votantes y está dispuesto a trabajar con cualquier partido que busque el cambio.
La participación electoral ha sido alta, alcanzando niveles que no se veían desde antes de la reunificación alemana en 1990, lo que refleja un creciente interés de los ciudadanos en el proceso político. Esta elección se produce tras la disolución de la coalición de tres partidos que gobernaba anteriormente, lo que llevó a la convocatoria de elecciones anticipadas.
El actual canciller, Olaf Scholz, líder de los socialdemócratas (SPD), ha calificado los resultados como «amargos» para su partido, que ha sufrido una caída significativa en el apoyo. Scholz se ha comprometido a luchar por la democracia y ha expresado su rechazo a la idea de formar una coalición con el AfD.
Con estos resultados, la atención ahora se centra en cómo Friedrich Merz logrará formar un nuevo gobierno. Aunque cuenta con una sólida ventaja, la formación de una coalición podría ser un desafío, especialmente dado su rechazo a aliarse con el AfD. La situación política en Alemania está en un punto de inflexión, y los próximos días serán cruciales para determinar cómo se desarrollará este nuevo capítulo en la política alemana.