Un reciente video filtrado desde el centro cerrado de menores de Virrey del Pino ha expuesto la alarmante brutalidad que se vive en el Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia (OPNyA) en la provincia de Buenos Aires.
Las imágenes muestran a un joven siendo apuñalado por otro interno, mientras otros graban la escena con sus teléfonos. Este acto de violencia no es un caso aislado, sino parte de un preocupante ajuste de cuentas entre jóvenes en un sistema que parece estar fuera de control.
El OPNyA enfrenta una grave crisis institucional, caracterizada por condiciones que asemejan más a una cárcel que a un centro de rehabilitación. Los testimonios de trabajadores del sector indican que la situación es insostenible, con una falta de recursos y políticas adecuadas de cuidado. Pablo Lenz, secretario de Minoridad del sindicato STANDAYM, subrayó que no se trata de jardines de infantes, sino de un entorno donde los jóvenes son tratados como prisioneros.
Además, la interna política dentro del oficialismo bonaerense, bajo la dirección del ministro Andrés Larroque, ha agravado la situación. Despidos de trabajadores que denuncian irregularidades y la precarización del empleo son solo algunos de los problemas que deben enfrentar los empleados en este contexto.
A medida que los funcionarios se enfocan en sus luchas internas y en la gestión del presupuesto, los jóvenes a cargo del OPNyA continúan viviendo en condiciones deplorables, dejando entrever la urgente necesidad de una reforma profunda en el sistema.
La violencia y el abandono están afectando no solo a los internos, sino también a los trabajadores que luchan día a día en un sistema que parece haber olvidado su propósito original.