El clima político en el Partido Justicialista (PJ) se ha visto alterado tras la notificación a Cristina Kirchner sobre su prisión domiciliaria. Este desarrollo ha llevado a la suspensión de reuniones programadas con la Confederación General del Trabajo (CGT) y los gobernadores.
La dirigencia del PJ había convocado a un encuentro en su sede nacional para discutir la situación actual y las próximas acciones, pero la confirmación de la prisión domiciliaria de Kirchner, comunicada poco antes del encuentro, provocó incertidumbre y retrasos en la agenda. Las reuniones con los sindicalistas y otros líderes peronistas, inicialmente previstas, quedaron en suspenso.
Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y referente de La Cámpora, se encontraba organizando una marcha de apoyo a Kirchner, que estaba programada para llevarse a cabo en los tribunales de Comodoro Py. Sin embargo, la situación ha generado dudas sobre la realización de la movilización, que originalmente iba a ser de ida y vuelta entre su domicilio y los tribunales.
Mientras tanto, otros dirigentes del PJ, como el diputado Rubén Eslaiman y la ex titular de la Anses, Fernanda Raverta, llegaron a la sede del partido, aunque no hicieron declaraciones. La CGT, por su parte, emitió un comunicado de respaldo a la movilización, mostrando su solidaridad hacia la ex presidenta.
A medida que se desarrollan estos acontecimientos, la incertidumbre sobre el futuro político de Kirchner y las decisiones que tomará el PJ se intensifican. Este episodio resalta la polarización en la política argentina y las tensiones dentro del partido en un momento crítico.