En un audaz intento por contrarrestar la marea de desinformación que rodea a la administración de Javier Milei, el vocero presidencial Manuel Adorni ha lanzado “Fake-7-8”, un programa semanal que promete ser la voz oficial contra las noticias falsas. Transmitido en vivo por su canal de YouTube, este primer episodio se erige como un baluarte de la narrativa oficial, destinado a desmentir lo que Adorni califica como ataques infundados hacia el gobierno.
El título del programa no es casual; es una clara referencia al célebre “6-7-8”, que durante la era kirchnerista se utilizó para defender fervientemente la gestión de Néstor y Cristina Kirchner. En esta nueva versión, Adorni se propone desmantelar, con argumentos y opiniones, una serie de afirmaciones que, a su juicio, distorsionan la realidad política y social del país.
Durante la emisión inaugural, que se extendió por aproximadamente 40 minutos, el vocero abordó diversos temas, desde la supuesta clausura del Instituto Nacional del Cáncer hasta malentendidos en la interpretación de proyectos legislativos. Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por basarse más en opiniones personales que en evidencia concreta, dejando en el aire interrogantes sobre la solidez de sus desmentidos.
Entre sus afirmaciones, Adorni se defendió de acusaciones de haber tenido un enfrentamiento en una conferencia de prensa, aclarando que simplemente había pedido que se retirara un teléfono que sonó, a lo que consideró una falta de respeto. También desmintió rumores sobre la ausencia de Milei en actos oficiales, atribuyéndola a condiciones meteorológicas adversas en lugar de a la falta de apoyo político.
La estrategia de Adorni se presenta como una ofensiva para disputar el control de la narrativa mediática, invitando a la audiencia a enviar sus propias “fake news” para analizarlas en futuros programas. Esta iniciativa refleja no solo una preocupación por la imagen del gobierno, sino también un intento de construir una defensa sólida ante un panorama mediático que, según ellos, está cargado de tergiversaciones.
“Fake-7-8” se erige, así, como un nuevo frente de batalla en la lucha por la verdad, donde la administración Milei busca no solo sobrevivir, sino también prevalecer en un entorno repleto de desafíos y controversias. La pregunta que queda en el aire es: ¿logrará este esfuerzo revertir la percepción pública y restablecer la confianza en la gestión actual?