Ernesto Simón, periodista y escritor cuestionó duramente el tratamiento mediático de la muerte del policía; al decir «asesinaron un artista». Por qué cuestiona el tratamiento de la noticia? Es que se basa más, dicho tratamiento en la orientación sexual que en las cosas que podrían tener más elementos:
Por E. Simón
uno
Ya apaciguada la espuma morbosa del sensacionalismo, es deber de todo bien parido explicar que a quien asesinaron es a un artista. Trampas del destino quisieron que una virulenta jugada acabara con los días de Mario Vega. Voluntades trepadas en el pusilánime escaparate de las ventas hicieron de este crimen un espectáculo indeseable para cualquiera que alguna vez estuvo ahí, en la vidriera canalla que a veces despliegan algunos medios. Escribo “algunos” y no “todos”.
Durante estos días la hermana de Mario Vega habló por algunas radios y se mostró desconforme con el tratamiento aparatoso que se le dio a la noticia. La discriminación y la falta de cuidado con que se informó sobre el crimen contribuyen solamente a que la sociedad reaccione mal, con la coraza conservadora que desde hace años intentamos romper para que finalmente cada quien pueda vivir su vida privada y pública como quiera. Obviamente, sin invadir las libertades del prójimo.
dos
El mensaje que metieron durante estos días es tremendo: “cuidado señora, si su hijo es gay o su hija es lesbiana, puede terminar asesinada por la pasión descontrolada de esta gente salvaje”. Ese sería más o menos el discurso homofóbico que imperó en la mayoría de los medios.
tres
Sin llegar al registro de obituario, es menester entonces rendir un sencillo y acaso insuficiente homenaje a Mario. Supo montar un show performance durante más de quince años, transitando los más diversos escenarios. Nunca ocultó su elección. Digo “elección” y no “condición”. Eligió sentir el amor como mejor le vino. Fue sincero consigo mismo. Ni el placer ni el amor admiten normas. No disfrazó su naturaleza gay ni en su trabajo, ni en la facultad donde estudiaba, ni en sitio alguno que frecuentara. He ahí un acto de autenticidad.
cuatro
Cultivó una estética de la que poco conocemos. Fue reinona o drag queen. Esto es: un hombre o mujer que se viste y actúa exageradamente. Mucho color, maquillaje producido y vestimenta tipo de revista, hacen que estos artistas ejerzan una atracción descomunal. Una de sus herramientas en el espectáculo es la provocación, con la cual busca un efecto cómico, dramático o satírico. El drag queen practica una de las formas del transformismo. Por lo general lo hace con fines primordialmente actorales o de entretenimiento ante el público. El movimiento drag comenzó en España durante los años 80. Cubiertas de purpurina, envueltas por sedas y túnicas, o vistiendo trajes con plumas y lentejuelas, suelen dar con la imagen de personajes de películas futuristas. Usan zapatos con tacones altísimos. Los drag están separados de la tierra por varios centímetros.
cinco
Mario Vega participó hace poco más de un mes en la Tercera Marcha del Orgullo Gay, la cual fue cubierta por El Nuevo Diario con el debido respeto con que se tratan todos los temas en este medio. Ese sábado, él se vistió con ropa común y fue uno de los que encabezaba la manifestación abriendo paso a quienes venían detrás por avenida Libertador. Era un convencido, un militante, en fin; un artista inmiscuido en sus cosas. Le tocó vivir en un mundo que no siempre nos comprende a todos. Suele suceder.
seis
A veces el periodismo, en su ignorancia ante el uso del lenguaje, utiliza la palabra homosexual o gay como un estigma, un adjetivo calificativo despectivo. Esa acción forma una idea en la opinión pública. De ahí se desprende el embrión de la homofobia, uno de los males que la ley de casamiento igualitario intenta erradicar. Faltan años, falta ejercicio democrático, falta un poco de cultura y, por qué no, escasea la buena fe.
Así nos va.
Por su parte Página 12 lo trae al tema y lo vuelca el último Viernes 13 de Enero
Mario tenía 52 años y era oficial subinspector, un cargo menor que el que ostentan la mayoría de los policías sanjuaninos de su edad. Desde hacía más de una década, también era una de las Drag Queens más conocidas del ambiente local. Cuando se montaba, le decían Perla Mora. El primer nombre venía de su afición a los brillos. El segundo, de su fanatismo por las esculturas de Lola Mora. Lo asesinaron. Todos miran para otra parte.
Mientras gays, lesbianas y transexuales avanzan en lograr reconocimiento institucional en las fuerzas de seguridad, una energía oscura, profundamente homofóbica, actúa desde las sombras para recordarnos que el mal sigue anidando en sus filas. Las personas trans hoy tienen derecho a vestirse como quieran y a ser llamadxs por su nombre, pero todavía hay personas que se sienten con derecho a depurar las fuerzas por mano propia y con criterios únicos. El 12 de diciembre a las diez y media de la noche, Mario salió de trabajar en la comisaría 24a, en las afueras de San Juan. Nadie lo volvió a ver con vida. Su cuerpo apareció a las dos de la tarde del otro día en el asiento de atrás del Fiat Uno que solía manejar. Le habían dado seis puñaladas: una en el pecho, otra en la nuca y cuatro en el cuello. Estaba desnudo, esposado y tenía quemaduras en los brazos. En el auto no se encontraron restos de sangre. Los investigadores supusieron que no había sido asesinado en el descampado donde apareció. Más tarde, la Justicia conjeturó que el crimen pudo haberse cometido en un hotel alojamiento que fue allanado y donde sí había manchas sangre, aunque todavía no hay certezas: en San Juan no hay laboratorios para hacer análisis de ADN.
Lo que sí hay es una usina de rumores homofóbicos que funciona a la perfección. Las hipótesis alrededor del crimen comenzaron a tejerse al instante: la Justicia actuó rápido, como siguiendo un guión de prejuicios que suenan a melodía repetida. “Los medios locales”, contó al Soy Fernando Baggio, de la organización Glorieta Glttb de San Juan, “hicieron un tratamiento morboso, hablando de una supuesta doble vida entre su condición de Drag Queen y su trabajo de policía. Pero la verdad es que en la policía sabían todo: alguien que se sube a un escenario y hace shows no estaba en el closet. Perla era una de las Drags más antiguas de la provincia”. Presentado en los medios como un ser de dos caras, no escapó a ningún estigma. “Algunas radios —dijo Baggio— llegaron a decir que son cosas raras que le pasa a gente rara. Y que ser gay es peligroso.” Según sus compañeros, en la policía todos sabían que era gay, pero nadie tenía noticias de su costado Drag. “La homosexualidad no marca diferencias. Ellos trabajan como todos, como lo hacía este muchacho”, declaró a la prensa José Luna, el nuevo jefe de la policía local. Sin embargo, Vega estuvo separado de su trabajo durante casi ocho años. Lo acusaban de haber tenido relaciones con un menor dentro de una comisaría. La imputación, se demostró luego, era falsa.
Entre las hipótesis que se difundieron a la ligera se habló de un “crimen pasional”, de una “venganza por drogas o sexo” o de una “fiesta sexual”. Durante la investigación hubo dos demorados, ambos en “calidad de testigos”: la pareja y la ex pareja de Mario. Uno de ellos, de nombre Zacarías, vive en Córdoba y hacía más 16 años que no veía a la víctima. Más tarde, fue detenido un chico de 24 años apodado El Loco Tití, que se presentó a declarar de forma voluntaria. Según los medios, el joven confesó ser taxi boy y tener una “relación clandestina” con el fallecido. Tití, cuyo verdadero nombre es Pedro Renzo Zamora, también dijo que era portador de VIH. El dato sumó una nueva conjetura: que él era el asesino, y que había matado a Vega para vengarse por haberlo infectado. Ese tipo de teorías no son nuevas. Lo mismo se dijo cuando fue asesinada Pelusa Liendro en Salta, en noviembre de 2006. Sus asesinos —que el año pasado fueron condenados a perpetua— fueron presentados como víctimas de una travesti que transmitía el virus como parte de una supuesta perversión. Algo que, se demostró enseguida, era apenas una fantasía. Casi diez días después del crimen, un llamado anónimo al 911 —similar al que había alertado del crimen— dio los datos para encontrar el arma reglamentaria de Vega, el cuchillo con el que en teoría lo mataron y los restos quemados del celular y la notebook de la víctima.
“El caso está resuelto”, se apresuró a decir el jefe de policía Orlando Luna. Pero desde la Justicia lo desmintieron: lo que hay hasta el momento son indicios, y todavía falta conocer los resultados de las pericias. El juez Atenágoras Vega adjudicó los retrasos a la “falta de tecnología” que hay en la provincia.
Mientras los medios de prensa locales cambiaron los titulares morbosos por el silencio, el periodista Ernesto Simón escribió una semblanza de Mario que termina narrando su participación en la Marcha del Orgullo Gay local. “Ese sábado —escribió Simón— él se vistió con ropa común y fue uno de los que encabezaba la manifestación abriendo paso a quienes venían detrás por avenida Libertador. Era un convencido, un militante, en fin; un artista inmiscuido en sus cosas. Le tocó vivir en un mundo que no siempre nos comprende a todos. Suele suceder.”