POR GUSTAVO RUIZ/clarín
Hubo una reunión con la empresa y los delegados, pero todavía no llegaron a un acuerdo.
Flexibilizar la radicalización de las partes es, quizá, la tarea más complicada que tiene el ministro de Trabajo de Salta, Rubén Fortuny. Por un lado, los manifestantes dicen que no darán un paso atrás hasta tanto no se reincorporen los 57 obreros despedidos del ingenio de El Tabacal. Por otro, la empresa anunció que no se sentará a negociar en un marco de conflicto. El sábado, el corte de protesta terminó con represión de la policía: hubo piedras, balas, gases y 22 heridos.
Ayer, el gobernador Juan Manuel Urtubey dijo que acompaña a los trabajadores en la defensa de sus puestos de trabajo “aunque difiero con el método elegido”. Y también repartió palos a los propietarios de la empresa : “Deben actuar con responsabilidad social y sus directivos no pueden estar ausentes de la provincia en momentos clave”.
En horas de la tarde llegaron a Orán, en vuelo privado, dos de los propietarios de El Tabacal desde Estados Unidos, para participar de la reunión que involucró al ministro de Trabajo, a los propietarios de la firma y a los delegados de los trabajadores.
¿Qué puntos se tocaron? La idea es implementar un plan que garantice la paz social por varias cosechas para evitar que pase lo de todos los años: el ingenio despide gente y el gremio para la zafra.
Y mientras esta reunión se celebraba en Orán, a unos 25 kilómetros al Este de allí, seguían manifestantes apostados en la ruta 50 . El tránsito fue liberado por media calzada y las largas colas de vehículos desaparecieron. Aparte, se usan los caminos alternativos por el interior del ingenio. Los manifestantes firmaron un acta acuerdo en este sentido: los policías se retiran de la ruta y ellos despejan la zona para que se usen los caminos internos sin problemas.
Clarín estuvo compartiendo unas horas con los trabajadores en pleno corte. “No somos delincuentes, somos gente que reclama algo que es justo”, contó un hombre de apellido Guerra, de manos callosas. “Llevo 30 años trabajando en el ingenio, pero jamás vi a gente tan chupasangre como los que están ahora”, resumió señalando para adentro del ingenio.
Sus compañeros de lucha guardaron respetuoso silencio mientras lo escuchaban. Sólo uno atinó a decir: “Si tengo que dejar mi vida en este reclamo, ya le dije a mi mujer que me velen en la puerta del ingenio”.
ver artículo anterior: