El arzobispo Nicolás Cotugno se va por edad y el papa Francisco deberá elegir un sucesor

El 21 de setiembre, monseñor Nicolás Cotugno cumplirá 75 años y debe presentar su renuncia al papa por medio de una carta, como lo establece el Derecho Canónico. A partir de ese momento se abre un proceso para la elección de un nuevo arzobispo por parte del pontífice.
De todos modos, la elección no es inmediata sino que puede llevar algunos meses. No está estipulado cuando se inicia ese proceso. Puede comenzar unos meses antes de la fecha del cese del obispo o partir del momento en que presente la carta.
El arzobispo es un obispo al que se le atribuye una preeminencia, más que nada honorífica sobre los demás obispos, e implica que tiene más peso para algunas decisiones. En Uruguay hay un sólo arzobispo a cargo de la diócesis de Montevideo y nueve obispos. Cada diócesis comprende más de un departamento. También hay tres obispos auxiliares (dos en Montevideo y uno en Canelones) que ayudan al obispo en su tarea.
A su vez, los obispos que llegan a la edad del retiro permanecen como obispos eméritos de la diócesis y pueden permanecer en ella o vivir fuera del país. Tal es el caso del obispo emérito de Melo, monseñor Luis del Castillo, quien vive en Cuba.
Al igual que pasó en Roma cuando el papa Benedicto XVI dio el histórico paso de renunciar y comenzaron a circular nombres de “papables”, en Uruguay también surgieron nombres de candidatos que por sus características personales y edad, corren con ventajas, más allá de que la decisión la tomará el papa y puede haber sorpresas.
Fuentes eclesiásticas consultadas por El Observador dijeron que los tres nombres que se mencionan son los de los obispos de Mercedes, Carlos Collazzi; el de Minas, Jaime Fuentes; y el de Canelones, Alberto Sanguinetti.
Las fuentes explicaron que esos nombres se manejan desde hace meses pero ahora se especula con que alguno tiene más chances que otro, dado el estilo que marcó Francisco tras asumir.
Los obispos de Salto, Pablo Galimberti, y de Melo, Heriberto Bodeant, declinaron hacer comentarios sobre los candidatos pero coincidieron en que sin duda influirá en el nombramiento que el pontífice sea argentino porque conoce a los obispos uruguayos. Como arzobispo de Buenos Aires, mantenía contacto con sus pares de este lado del río de la Plata.
En ese sentido, otras fuentes de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) señalaron que aparece como favorito Collazzi porque ha tenido trato personal con el cardenal Jorge Bergoglio desde 1995.
Según consta en una nota publicada en la página web de la CEU, como presidente de la conferencia Collazzi se encontrará a fines de abril con el papa Francisco, en el marco de la reunión programada con la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Obispos (Celam), cuyo comité económico preside el obispo de Mercedes.
El artículo menciona que Collazzi se entrevistó varias veces con su colega de Buenos Aires, a raíz de la gran cantidad de parejas argentinas que se casan en Uruguay. En 1997, ambos jerarcas eclesiásticos volvieron a estar cerca por el Sínodo para América.
“Compartimos la residencia, los almuerzos y las cenas y hasta las caminatas de la mañana que hacíamos desde donde residíamos hasta la sede del sínodo, que nos insumía unos 25 minutos”, recordó Collazzi.
El conflicto por la instalación de la planta de UPM, ex Botnia, llevó a ambas conferencias episcopales a trabajar en forma coordinada y silenciosa, agregó la nota.
Además, el entonces cardenal Bergoglio fue designado presidente de la Comisión de Redacción de la Conferencia de Aparecida, que se reunió en Brasil en 2007 y allí estuvo en contacto con los obispos uruguayos que participaron. Collazzi fue uno de ellos.
Una de las fuentes consultadas mencionó que un factor que podría jugarle en contra a Collazzi es que es salesiano, al igual que Cotugno y que el anterior arzobispo José Gottardi (1985-1998), fallecido en 2005. “Son muchos salesianos”, comentó la fuente.
El nuncio apostólico, Anselmo Guido Pecorari, representante del papa en Uruguay, tiene la tarea de proponerle tres nombres de obispos.
También puede pasar que el papa pida informe al nuncio sobre tres nombres de obispos que él proponga pero en general la terna proviene del nuncio.
Incluso podría suceder que el papa cambiara el nuncio antes de que se inicie el proceso, explicaron las fuentes. El nuncio es representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador y rango eclesiástico de arzobispo. Según el Derecho Canónico debe “prestar ayuda y consejo a los obispos” y “en lo que atañe al nombramiento de obispos, transmitir o proponer a la Sede Apostólica los nombres de los candidatos”.
Para esta tarea realiza una investigación para la cual entrevista “bajo secreto” a sacerdotes, religiosos, laicos, con el fin de conocer las condiciones del candidato para la tarea pastoral que tendrá que llevar a cabo.
Esa terna de candidatos pasa luego a la Congregación a los Obispos, que preside actualmente el cardenal canadiense Mark Ouellet (uno de los que fue candidato a papa) y esa institución presenta los tres nombres al papa.
Otro escenario posible es el papa le pida se quede un poco más, como pasó con Bergoglio, que al cumplir los 76 seguía al frente de la arquidiócesis de Buenos Aires, o que el propio obispo pida al pontífice una prórroga para que lo mantenga en el cargo.
En el caso de Cotugno, formó hace unos años una congregación denominada Fraternidad Contemplativa María de Nazareth, dentro del espíritu salesiano de Don Bosco, a la que se dedicará cuando se retire.
Según consta en el blog de la congregación con sede en el Prado de Montevideo, se dedican a la contemplación (fijar en Dios la mirada y el corazón). Agrega que la franterniadad está formada por mujeres consagradas que viven en comunidad o en sus propias casas; cuatro seminaristas que aspiran a ser sacerdotes; un sacerdote del clero secular en la diócesis de Minas con voto perpetuo de contemplación; matrimonios y jóvenes “comprometidos activamente”.
El Observador pidió una entrevista al arzobispo para consultarlo sobre estos temas pero pidió dejarla para más adelante.
El obispo de Salto, monseñor Pablo Galimberti, explicó a El Observador que el obispo “escribe al papa unos meses antes, pero luego se queda a la espera, y pueden pasar meses”.
Galimberti mencionó que el hecho de que el papa sea argentino influirá en la designación. “Conoce a los obispos y eso jugará a favor. O en contra”, bromeó.
A su juicio, el carisma de Francisco “un papa que ha prescindido de algunos signos externos, puede marcar el estilo de obispo que quiere”. Entre las características del papa mencionó “la mentalidad de andar de a pie, de ser cercano, de escuchar y estar atento, y de no ser demasiado mediático”.
El obispo de Salto también mencionó que la cercanía favorecerá a la Iglesia uruguaya. “Cuando nos toque visitarlo, conversar con él sobre los temas de la iglesia local va a haber una comprensión afectiva, un conocimiento de nuestra realidad. Así como le dijo a (el vicepresidente Danilo) Astori ‘un uruguayo sin mate’, conoce nuestra mentalidad, dificultades, semejanzas y diferencias con la iglesia argentina”, dijo.
Por su parte, el secretario general de la CEU y obispo de Melo, Heriberto Bodeant, puso el énfasis en tres puntos que el papa Francisco desarrolló mientras estuvo a cargo de la diócesis de Buenos Aires.
Bodeant se quedó con “tres instantáneas” para hacer “renacer la fe” en el pueblo argentino. En ese sentido mencionó “la pastoral del Bautismo” por la cual puso énfasis en que la gente encuentre la puerta abierta para bautizar a sus hijos y lo vivan como una fiesta, con la debida preparación.
En segundo lugar lo definió como “un obispo que salió al encuentro de la gente”. Relató que obispos auxiliares de Buenos Aires le contaron de una “misión urbana” que llevó a cabo instalando carpas en lugares muy públicos como manera de marcar presencia y dar a conocer a Jesucristo.
Por último, Bodeant señaló el apoyo de Bergoglio a los curas villeros y a la tarea que realizan algunos sacerdotes en los asentamientos para acercarse a los más pobres.
Todas esas características del nuevo papa –que ya venía practicando como arzobispo de la capital argentina–, forman parte a juicio de los prelados de lo que espera Francisco para los obispos diocesanos y que mirará al designar al arzobispo montevideano.
LOS CANDIDATOS
Aunque la decisión depende exclusivamente del papa Francisco, hay tres nombres de favoritos a ser electos para el cargo de arzobispo.Carlos Collazzi, obispo de Mercedes
Tiene 65 años. Fue ordenado sacerdote en los Salesianos de Don Bosco el 4 de octubre de 1980 y nombrado obispo de Mercedes el 14 de febrero de 1995 por Juan Pablo II. Es el presidente de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) hasta abril en que asumirán las nuevas autoridades.Jaime Fuentes, obispo de Minas
Tiene 68 años. Fue ordenado sacerdote el 5 de agosto de 1973 en el Opus Dei. El 16 de octubre de 2010 el papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Minas. Es docente y periodista. Fue profesor de Teología de la Universidad de Montevideo y de Mariología y Orden Sagrado en la Facultad de Teología del Uruguay.Alberto Sanguinetti, obispo de Canelones
Tiene 67 años. Fue ordenado sacerdote el 18 de mayo de 1973 en la diócesis de Montevideo. El 23 de febrero de 2010, Benedicto XVI lo nombró obispo de Canelones. También es profesor de Teología, promotor de arte cristiano, conferencista y escritor.650
Sacerdotes. Es la cifra aproximada de sacerdotes uruguayos. De ellos 300 pertenecen al clero (no son de ninguna congregación) y 350 son religiosos (integran una congregación).75
Congregaciones religiosas. Están en Montevideo. Desarrollan principalmente una tarea educativa y de ayuda a los más pobres o enfermos aunque también hay algunas se dedican a la vida de clausura. Muchas tienen sedes en el interior.74
Colegios católicos. Hay en Montevideo, a los que se suman el Liceo Jubilar Juan Pablo II, la Escuela de Oficios Don Bosco, Talleres de Don Bosco y el Proyecto Gurises. En educación terciaria están la Uiversidad Católica del Uruguay (de los Jesuitas), la Facultad de Teología del Uruguay y el Centro Superior Teológico Pastoral (ambos de la Diócesis).
Emprendimiento ganadero para recaudar fondos genuinos
Los problemas económicos de la Iglesia son moneda corriente sobre todo en algunas comunidades de pueblos del interior, o de barrios periféricos de Montevideo sobre los que cada diócesis tiene que hacerse cargo. El Código de Derecho Canónico reconoce, en el canon 1260, que la Iglesia tiene derecho de exigir a los fieles los bienes que necesita para sus propios fines, y el correlativo deber de los fieles de “ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros”.
El obispo de Salto, Pablo Galimberti, dijo a El Observador que junto con la diócesis de Tacuarembó llevan a cabo en emprendimiento ganadero con el fin de obtener recursos genuinos. “En lugar de tener la plata en el banco la tenemos volcada en ese emprendimiento dedicado a la ganadería”, señaló el obispo. Mencionó que el proyecto ubicado en Artigas surgió por iniciativa del obispo de Tacuarembó, Julio Bonino. La asociación que la administra se llama Santo Tomás de Aquino y está formada por profesionales católicos.
Entre los gastos que tienen que enfrentar las diócesis, Galimberti mencionó el sustento de los seminaristas que se forman en el seminario Interdiocesano, ubicado en el Cerrito de la Victoria en Montevideo. La beca por alumno puede tener un costo de entre $ 10 mil y $ 15 mil por mes. También se financia la manutención de los sacerdotes ancianos que por motivos de salud ya no pueden tener autonomía y viven en hogares. A todo eso se suman, el mantenimiento de vehículos para atender los parroquias lejanas, entre otros.
DIARIO EL OBSERVADOR