El Gobierno relevó ayer a la cúpula militar y nombró jefe del Ejército al general César Milani, que condujo en los últimos años el área de inteligencia y mantiene estrechos lazos con la ex ministra Nilda Garré. No sólo reemplazará al teniente general Luis Alberto Pozzi, sino que se convertirá también en el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas, ya que un subordinado suyo, el general Luis María Carena, pasará a conducir el Estado Mayor Conjunto.
Los cambios se extienden a la Armada y a la Fuerza Aérea, y fueron anunciados anoche por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, aunque fuentes del Gobierno dejaron trascender que el recambio era analizado desde hacía varias semanas por el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini.
Tanto Milani como Carena se especializaron en el área de inteligencia y tejieron vínculos con la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) y con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que conduce Horacio Verbitsky y que ha influido en la definición de los ascensos militares en los últimos años.
El nuevo jefe de la Armada será el contralmirante Gastón Fernando Erice, que reemplazará al almirante Daniel Alberto Martin, que había asumido en medio del prolongado conflicto por la Fragata Libertad. En la Fuerza Aérea dejará su cargo el brigadier general Normando Costantino y asumirá el brigadier mayor Mario Miguel Callejo, ex combatiente de Malvinas.
Con el nombramiento del general Carena, el Ejército recuperará después de diez años la conducción del Estado Mayor Conjunto, que hasta 2003 estuvo en manos del teniente general Juan Carlos Mugnolo. Ese año, Néstor Kirchner designó al brigadier general Jorge Alberto Chevalier, que se mantuvo hasta ayer.
Rossi anunció los relevos tres semanas después de su asunción, pese a que el día de su jura, en la Casa Rosada, había declarado que no se esperaban cambios en las Fuerzas Armadas.
El ascenso de Milani, que fortaleció su posición en el Ejército durante los cinco años en que Garré condujo el Ministerio de Defensa, generó fuerte impacto entre los oficiales de la fuerza. En el ámbito castrense había trascendido su mala relación con el teniente general Pozzi y, según pudo saber LA NACION, el ex ministro Arturo Puricelli había intentado infructuosamente su relevo.
Formado en el arma de ingenieros y especializado en la tarea de inteligencia, Milani fue promovido como subjefe de la fuerza en diciembre de 2010 y retuvo en sus propias manos la dirección de inteligencia, un área considerada estratégica para el Gobierno. Tuvo cortocircuitos, incluso, con el área de inteligencia estratégica militar del Ministerio de Defensa, cuya titular, María Lourdes Puente Olivera, debió dejar su cargo cuando estalló el conflicto con Ghana.
En noviembre pasado, el propio Puricelli denunció ante el juez Norberto Oyarbide la existencia de irregularidades en compras directas, sin licitación, por parte del Ejército en el Mercado Central, lo que salpicaba a Milani, que tenía bajo su mando el área de intendencia. A raíz de otra denuncia del diputado Federico Pinedo (Pro), la Justicia comenzó a investigar el supuesto pago con facturas truchas por $ 150 millones en el Mercado Central. También se dejó trascender durante la gestión de Puricelli que Milani había participado en 1976 en el Operativo Independencia, con el que el Ejército combatió a la guerrilla en Tucumán. En ese tiempo, tenía 22 años y era subteniente.
Nacido en Córdoba, el nuevo jefe del Ejército egresó del Colegio Militar en diciembre de 1975. Fue el número 63 en su promoción, en una camada en la que había sobresalido el general Hernán Prieto Alemandi, pasado a retiro obligatorio por Cristina Kirchner en febrero de 2010, luego de que trascendiera una reunión con el entonces vicepresidente Julio Cobos. Ese alejamiento reavivó sospechas de espionaje interno, en momentos en que Milani ya se desempeñaba como jefe de inteligencia.
El cambio que llama más la atención es el reemplazo del teniente general Luis Alberto Pozzi en la jefatura del Estado Mayor General del Ejército por el polémico general de Divisón César Milani. El cambio representa sin dudas un triunfo de la línea del CELS y de la ex ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien siendo titular de Defensa, tejió una íntima amistad con Milani. Estando al frente de la Defensa, el ahora ministro de Seguridad, Arturo Puricelli, remitió el legajo de Milani, que era vicejefe del Ejército y jefe de inteligencia de la fuerza, algo inédito por ocupar esos dos puestos, al fiscal de Tucumán que investiga los crímenes de lesa humanidad en el Operativo de represión Independencia de 1975.
La buena estrella de Milani en este Gobierno pone sobre la mesa la cuestión de cómo para el oficialismo hay militares que estuvieron con la dictadura y que “son buenos” y otros que “malos”. Los antecedentes militares de Milani fueron solicitados el 18 de marzo pasado por el fiscal federal de Tucumán. Con su legajo, un fiscal tucumano debía decidir si lo imputaba o no de haber participado en el Operativo Indepedencia y haber cometido violaciones a los derechos humanos. En el legajo de Milani sólo se afirma que era subteniente especializado en inteligencia en el Batallón de Ingenieros de Construcción 141 con sede en La Rioja, pero en comisión en Tucumán. Por ese destino se lo relaciona con el plan represivo que comenzó en 1975 comandado por el general Acdel Vilas hasta que en diciembre de 1976 cuando fue reemplazado por el hoy fallecido general Antonio Bussi, procesado por delitos de lesa humanidad.
FUENTE: LA NACIÓN/CLARÍN/REDACCIÓN