El niño apenas tiene edad para caminar, ya no digamos para entender el oscuro mundo en el que habita ahora.Debería estar jugando en un parque con sus amigos, pero en vez de eso usa un pasamontañas negro y está acurrucado en una calle desolada. Con sus manos sujeta un rifle AK-47.
Aprieta el gatillo y el retroceso del disparo le tira ya que sus extremidades no son capaces de controlar el rifle. Un adulto toma el arma mientras el niño se levanta y mira a la cámara con una expresión vacía mientras se aleja.
Ese es solo uno de los muchos videos que ISIS (el grupo terrorista sunita que ha declarado un Estado islámico independiente que abarca desde el norte de Siria hasta el centro de Iraq) ha producido para presumir de sus reclutas más jóvenes.
Además, conforme el grupo radical islamista fortalece su dominio en esta vasta extensión de tierra en el corazón de Medio Oriente, llena con sus ideas retorcidas la mente de aquellos que a menudo son demasiado jóvenes para entender.
Mohammed, cuyo nombre se cambió por su seguridad, era uno de ellos. Huyó a Turquía y ahora está a salvo, pero tenía apenas 13 años cuando ISIS decidió que debía asistir a uno de sus campamentos para niños en el norte de Siria.
«Mis amigos y yo estudiábamos en la mezquita y nos enseñaron que debíamos enrolarnos en la yihad (con el Estado Islámico)», relató Mohammed a CNN. «Yo quería ir, pero mi padre no me lo permitió».
Cuando ISIS descubrió que el padre de Mohammed había evitado que su hijo asistiera, los militantes enviaron una patrulla a su casa.
«(Me dijeron): ‘si impides que Mohammed vaya al campamento, te cortaremos la cabeza'», relata a CNN su padre, quien se negó a que se mencionara su nombre en este artículo.
Así, Mohammed fue al campamento.
«Durante 30 días despertábamos y corríamos, desayunábamos y luego aprendíamos el Corán y la Hadiz del Profeta», cuenta Mohammed. «Luego tomábamos cursos de manejo de armas, kalashnikovs y otras cosas militares».
Algunos de los militantes del campamento eran amables, bromeaban y reían con los reclutas más jóvenes. Otros hacían que los muchachos vieran cosas horribles.
«Solían llevar a los (niños) jóvenes al campamento para azotarlos», dice Mohammed. «Cuando vamos a la mezquita, nos ordenan ir al día siguiente a una hora y lugar específicos para (ver) decapitaciones, azotes o lapidaciones».
«Vimos a un joven que no ayunó durante el Ramadán, así que lo crucificaron durante tres días; luego vimos una mujer a la que apedrearon (hasta la muerte) porque había cometido adulterio».
Mohammed dice que entendió algunas de las lecciones que les dieron en el campamento, como la importancia de la oración y el ayuno… pero que no entendió palabras como infieles ni por qué debería luchar contra ellos.
Los niños juraron lealtad al líder de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, y consideraban que estarían listos para pelear una vez que completaran los rigurosos cursos religiosos y militares que se imparten en el campamento.
El padre de Mohammed estaba muy preocupado por su hijo y trató de visitarlo en varias ocasiones, pero los guardias lo rehazaron, le decían que el niño no estaba allí o que estaba patrullando en otro lugar.
«Es tan solo un niño, podrían volverlo atacante suicida y (convencerlo de) que estará en el paraíso y cosas como esas», dijo. A pesar de sus temores, el padre de Mohammed manifestó que dudaba de que las lecciones de los militantes se arraigaran en la mente de su hijo.
«¿Cómo pueden convencer a un niño? ¿En dónde está la convicción? Es un niño, eso no es posible», dijo. «Acababa de ver que sus amigos y que los niños de su edad iban al campamento, así que él quería ir con ellos para divertirse. Pensaban que la guerra y las armas eran diversión».
A final de cuentas, el padre de Mohammed pudo sacarlo del campamento y la familia huyó a Turquía.
Ahora, Mohammed no sabe qué hacer. No quiere regresar a la escuela: cree que es demasiado grande para eso y piensa que podría gustarle aprender el oficio que su padre tenía antes de que los obligaran a huir de casa por temor a las represalias de los militantes de ISIS.
Mohammed dice que uno de sus amigos del campamento murieron en el frente de la guerra que ISIS libra contra otros grupos rebeldes moderados que buscan derrocar al régimen del presidente de Siria, Bachar al Asad.
«Lo martirizaron en Deir Ezzor cuando luchaba contra el Ejército Libre de Siria con ISIS», relata Mohammed. «Tenía mi edad, 13 o 14 años».
ISIS pregona una lealtad absoluta al islam, pero Mohammed no encuentra el mensaje de los militantes en su propio entendimiento de su religión.
«Amo mi religión porque soy musulmán», dijo. «Solía ir con mi padre a las oraciones antes de que ISIS llegara. Pero mi padre me ha enseñado que la religión no habla de pelear, sino de amar y perdonar».
Mohammed y su familia están a salvo ahora. Pero conforme ISIS se extiende por la región, cada vez más sirios se quedan sin tener dónde esconderse.