La teoría del complot le permitió a Cristina Fernández de Kirchner ocupar espacio en la agenda de opinión pública para intentar ocultar los tropiezos de la economía cotidiana. Pero las propias teorías de manipulación de la opinión pública le ponen un límite al impacto de las teorías de complots, conspiraciones y otras falsas amenazas. Por lo tanto, en la ‘guerra sucia’ por el control de la agenda de la sociedad argentina, la Presidenta de la Nación comienza a quedarse sin municiones. Ese es el nudo de la columna de Claudio M. Chiaruttini en su editorial dominical por Radio El Mundo.
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Presionada por la acumulación de problemas y la incapacidad manifiesta del equipo económico de solucionarlos, Cristina Fernández lanzó una inmensa operación para tomar el control de la agenda mediática con el fin de que la realidad no llegue a la tapa de los diarios y de que se hable sólo de los enemigos que elige cada semana la Presidente de la Nación.
Reabrir la batalla judicial contra el Grupo Clarín, el anuncio de un nuevo Código de Procedimientos Penal (cuando todavía no se han terminado de digerir los inmensos problemas que tiene el nuevo Código Civil y Comercial Unificado y con el peligro de abrir una batalla entre fiscales y jueces), los rumores constantes de cambios en el Gabinete, las presiones para contener al blue, lanzar un inútil servicio de medición de audiencias oficial o pelearse con el Fondo Monetario Internacional que anticipa una recesión que todo el mundo sabe va a ocurrir son estaciones de una senda que traza el Gobierno para que no se menciones la recesión, la inflación, la inseguridad y la creciente ebullición que hay en la interna peronista.
El Gobierno actúa basado en dos presupuestos:
1. Cuando más se acerca el 10 de Diciembre dec2015, menor el poder real que tiene Cristina Fernández y la Casa Rosada para someter a sus enemigos.
2. Hay un “Golpe de Mercado” en marcha, como ya lo dijo públicamente la Presidente de la Nación la semana pasada; y hay que someter a los operadores económicos para que no puedan realizarlo.
Denunciar que 51 multinacionales usaron un acuerdo fiscal entre España y la Argentina para eludir impuestos, informar que se investigan a 50 empresas por supuestas importaciones nunca realizadas (por un monto de US$8.000 millones), advertir que se han detectado irregularidades por 42 operaciones de compra-venta de acciones que no cotizan en Bolsa y que hay otras 855 bajo estudio, no es más que crear la imagen de una política “antiempresa” de la Casa Rosada para explicar los supuestos intentos destituyentes.
Para el Gobierno es imperioso crear la sensación de que es víctima de un complot. Y los enemigos siempre deben ser considerados “antipueblo”. El proyecto oficial pasa por mostrar un empresariado que no quiere a Cristina Fernández en el poder, pese a que “la embolsaron como nunca antes”, sólo porque se les reclama “colaborar” en medio de la crisis. Toda una cuestión de marketing político,“relato” + acting de un kirchnerismo que lleva 12 años en el poder y donde pocos pueden creer que la Presidente de la Nación o el Poder Ejecutivo sea “débil”.
El Gobierno actúa sobre los síntomas, no sobre las causas, por eso le preocupa el “blue”, como indicador de la crisis económica y la desconfianza que hay hacia la Presidente de la Nación. Por esocelebran la baja de menos de $2 que se produjo durante 4 días, pero nada dice cuando vuelve a tocar la puerta de los $16, pese a que se “quemaron” cerca de US$500 millones de reservas del Banco Central + las ventas de la ANSeS y el Banco Nación, para lograrlo.
Después de que el nuevo presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, reclamó a las entidades financieras que no incentivaran la venta de dólares a sus clientes, so pena de «desempolvar» 80.000 expedientes congelados; se avanzó con descapitalizar a las aseguradoras para derrumbar el precio del “contado con liqui”, se hicieron correr rumores de que pagarían Ganancias la compra-venta de bonos y ADR, se volvió a la microdevaluaciones y se mantiene la senda de tasas fijadas para los privados. Sin embargo, nada de ello parece impactar en la voluntad de dolarización de carteras y ahorros de empresas y personas.
En la última semana, Axel Kicillof y La Cámpora han estado tan ocupados colonizando el Banco Central o la Comisión Nacional de Valores que las “líneas” de ambos organismos se encuentrandesconcertadas, dado que sus jefes, en muchos casos, apenas si conocen las reglas básicas de los cargos que les entregaron. Ante la avanzada juvenil, uno de los gerentes más antiguos del Banco Central afirmó: “Saben que no saben, pero dan órdenes como si supieran”.
Se han cumplido tres años del lanzamiento del cepo cambiario y del cepo importador, es decir, hace 3 años que Cristina Fernández sabía que la Argentina se enfrentaba a una creciente escases de divisas. Nada se hizo por tentar inversiones. Y los efectos de las 2 medidas fueron todos negativos. La consultora Economía & Regiones sostuvo que se perdieron de crecer $108.000 millones de PBI, el “blue” pasó de $4 a $15, el BCRA se perdió de sumar casi US$8.000 millones de reservas y se fugaron más de US$15.000 millones en 36 meses.
El apriete no funciona. La presión sobre el campo que lanzó el Gobierno luego de perder la Resolución 125 derivó en un derrumbe en las producciones de trigo y maíz, la rentabilidad del sector bajó sin parar, no hemos “sojizado”, cerraron miles de tambos, desaparecimos del mercado exportador de carnes y el pollo y el cerdo le ganan espacio en la mesa familiar al “churrasco”.
Ahora, que aparecieron cortados unos silobolsas en La Pampa muchos lanzan la denuncia de que fueron miembros de La Cámpora los responsables del asalto. Como es de pensar, no hay pruebas, sólo denuncias. Después de presionar 6 años seguidos al productor agropecuario, sin éxito, ¿alguien en la Casa Rosada puede cree que los productores de soja van a malvender sus porotos por una amenaza?
El cepo importador ha motivado un creciente encarecimiento y pérdida de calidad de los electrónicos que se fabrican en la Argentina y la caída en casi todos los sectores productivos (desde vestimenta a instrumental médico y desde petroquímicos a medicamentos); y como la matriz productiva de la Argentina requiere de insumos para poder agregarle valor y exportar, también caen las ventas al exterior de productos nacionales.
Pese a estos resultados, ahora el Gobierno trata de frenar, aún más las importaciones, subiendo las alícuotas de ingreso al país de cientos de productos, la mayoría en forma inútil, dado que se incluyeron reactores nucleares (que no importa la Argentina) o el kiwi, como si comprar o no una fruta al exterior cambiaría el sentido de la balanza comercial de un país.
La amenaza es un arma repetida del Gobierno, que cada vez funciona menos. Por ejemplo, se dice que van a recrear una nueva Junta Nacional de Granos para que las cerealeras adelanten US$6.000 millones al Banco Central. Pese a que ya se realizaron varias ruedas de negociaciones, el pago parece que no se llevará a cabo si no hay una emisión de deuda de respaldo. Y así y todo, hay casas matrices que no aceptan dar dólares por bonos que, quizás, nunca se quieran pagar, como ocurre con los holdout. Las acciones del Gobierno se vuelven en su contra.
Entre los empresarios, la amenaza a la nueva Ley de Abastecimiento no evita que las suspensiones y despidos se detengan o que los precios no dejen de aumentar. La prueba es el ministro de Trabajo,Carlos Tomada, que reconoció, por primera vez, el aumento del desempleo, aunque minimizó las cifras. En el fondo, es la reacción ante una realidad que golpea y que está impulsando a la reunificación de las 2 CGT.
El mundo sindical es otro síntoma de los efectos de los errores que está cometiendo la Casa Rosada.La obstinación a no negociar que tiene Cristina Fernández y la creencia de que todo se puede comprar con dinero y prebendas llevó a que el metalúrgico Antonio Caló se ilusione con un “bonus” de Navidad para todos los trabajadores, mientras que 3.000 afiliados de su sindicato están por quedar sin empleo; y referentes de su CGT, como Gerardo Martínez, avanza en las conversaciones para volver a unir las 2 centrales laborales peronistas.
La Presidente de la Nación puede sentirse cómoda ocupando el centro del ring político. Puede intentar presionar a todos por todo, pero es necesario comenzar a mostrar logros que duren más de 1 semana. De poco vale lanzar el ProCreAuto 2 si no se firma el decreto con las nuevas condiciones del plan de crédito; de poco sirve tener una nueva Ley de Hidrocarburos cuando hay 7 bancos gaseros fondeados en el Río de la Plata sin poder pagarle la descarga del GNL, de poco sirve tener un IBOPE K si Paka-Paka aparece sin televidentes o TN es la señal de cable de mayor audiencia.
Cristina Fernández resolvió que Axel Kicillof sea el súperministro de Economía del tramo final de su mandato. Es prerrogativa presidencial y hay que respetarla. Pero es hora que el funcionario comience a mostrar resultados. Hace una semana que se sacó de encima a Juan Carlos Fábrega, según la versión del Palacio de Hacienda, el “culpable” de todo lo que salía mal en la economía desde que ambos juraron en sus nuevos cargos.
¿Pero podernos esperar algo diferente del súperministro de Economía respecto de lo que vimos en su año de gestión? Axel Kicillof tomó el control de la Secretaría de Energía, pero la nueva Ley de Hidrocarburos no convencionales la tuvo que negociar Miguel Galuccio. Axel Kicillof logró sacarse de encima a Guillermo “Lassie” Moreno, sin embargo, los “Precios Cuidados” han fracaso para contener la inflación. Axel Kicillof aún controla los números en Aerolíneas Argentinas, lo que no evita que la empresa sea una máquina devoradora de millones de dólares.
En su defensa se puede decir que Axel Kicillof impulsó la confiscación de YPF y llevó adelante el acuerdo con el Club de París. Sin embargo, la indemnización a Repsol fue carísima y a los europeos les prometimos pagar más de lo que correspondería (esto sin contar que las negociaciones país con país están frenadas por el default argentino y la falta de diálogo con el Fondo Monetario Internacional). Así que como pruebas de eficiencia, no cuentan.
De esta forma, el calificado “brillante” economista neomarxista todavía debe demostrar que logra solucionar problemas, no que gana tiempo pateando problemas hacia adelante o encareciendo los costos. Conseguir 1, 2 o 3 cajas más de donde tomar fondos para sumar una semanas más de aparente normalidad no es la forma de administrar una economía.
Axel Kicillof dijo que recibió una “lluvia” de ofertas para colocar deuda en su estadía en Washington DC. Sin embargo, hasta que no concrete una no sabremos si son promesas o realidades. Y cuando se lleve a cabo, habrá que ver condiciones, costos y plazos. Una emisión para satisfacer las necesidades del marketing político no implica que alcance para cubrir la falta de divisas que somete a la economía en este tramo final de 2014 y que promete extenderse en 2015.
Las últimas encuestas muestran que 57% de la población desaprueba la gestión de Cristina Fernández y que 40% cree que el papa Francisco no tendría que haber recibido a la delegación del Frente para la Victoria. Tan mala es la imagen de la Presidente de la Nación y tan mal recibida son las acciones que realiza que termina por mancillar hasta la imagen de una figura que, hasta hace horas, estaba entre los 3 o 4 preferidos para el premio Nobel de la Paz.
En este marco, que el “relato” de la Presidente de la Nación tenga impacto en el electorado, en la opinión pública, parece complejo, para no decir imposible. Por ejemplo, de cada 5 argentinos, 2 nunca escucharon hablar de los “fondos buitres”, pese a que la Presidente de la Nación se desgañitó hablando del tema, se empapelaron las paredes y el kirchnerismo hizo varios actos y movilizaciones.
Hoy, las palabras caen en saco roto y, como ocurre con los clubes de fútbol que llevan varias fechas perdiendo, la hinchada comienza a pedir goles. Y esos “goles” no son desguazar Clarín, meter preso un banquero o frenar la importación de kiwi. El tiempo de los discursos y amenazas van llegando a su fin.