Que Donald Trump critique a Jeb Bush por hablar español cuando está en Estados Unidos ha colocado el uso de esta lengua en el primer plano de un debate que no ha hecho más que comenzar. De momento, medios de comunicación, analistas y políticos den rienda suelta -con mayor o menor fortuna- a su propio uso de este idioma. Por ejemplo, NBC habla de la lucha (así, en castellano) que se está viviendo en la campaña para la nominación republicana entre estos dos candidatos después de la crítica realizada por el magnate inmobiliario al exGobernador de Florida.
“Me gusta Jeb. Es un buen hombre. Pero debería dar ejemplo y hablar en inglés mientras esté en Estados Unidos”, declaró Trump, con la vehemencia que le caracteriza, a una web de noticias. Trump se refería a las declaraciones efectuadas por Bush en español a principios de la semana cuando en un colegio situado en la Pequeña Habana de Miami (Florida) decía lo siguiente sobre el empresario: “Me ataca cada día con barbaridades, con asuntos que no son ciertos. Este hombre no es un conservador. Ha sido demócrata más tiempo que republicano, ha dicho que se siente más cómodo siendo demócrata”. Por supuesto, lo que ha quedado para la polémica en un país cuya primera minoría es de origen hispano no es el cambio de chaqueta política de Trump sino la obvia diversidad de la nación.
Preguntado por su reacción a la crítica de Trump, Bush confesó que lo primero que le provocó fue la risa. “Es una broma. Si estoy en una rueda de prensa y me preguntan en español, contesto en español. Hace dos días estaba en el instituto La Progresiva [pronunciado en español], donde los niños hablaban inglés pero también español… Este es el modelo de América que queremos”, manifestó el republicano.
En cada mitin, en cada encuentro con los futuros votantes, Bush hace uso de la lengua que adoptó al casarse con su mujer, la mexicana Columba Garnica Gallo, porque sabe que los republicanos no pueden prescindir del voto latino si aspiran a recuperar algún día la Casa Blanca que ganó Barack Obama en 2008 -con el masivo apoyo de los hispanos-.
“Creo que Donald Trump quiere lograr la presidencia a través del insulto y no va a funcionar”, declaró Bush. “La gente llega a este país persiguiendo un sueño y a veces empiezan sin hablar inglés pero lo aprenden y eso añade vitalidad a nuestro país”. Entonces Bush sugirió la hipocresía que existe tras el ataque de Trump al recordar que hasta hace muy poco el polémico magnate tenía un contrato con la cadena de televisión Univisión.
Donald Trump lidera por un amplio margen todas las encuestas sobre las primarias del Partido Republicano, y cada vez recorta más puntos a Hillary Clinton, favorita para la candidatura demócrata, en una hipotética contienda final cara a cara, mientras que Jeb Bush se hunde en los sondeos, algunos de los cuales lo sitúan como tercero o cuarto entre los aspirantes.
“Este es un país diverso”, prosiguió el hijo y hermano de presidentes estadounidenses. “Deberíamos celebrar la diversidad y abrazar otros valores. El señor Trump no cree en esos valores compartidos”, finalizó Bush, no sin antes decir que asumir que en Estados Unidos solo se puede hablar inglés “es ridículo”.
El español es la tercera lengua más hablada en el mundo, según datos de la UNESCO. En Estados Unidos, este mismo idioma es la segunda lengua más hablada después del inglés, según el Centro de Investigación Pew.
Según este organismo, seis de cada diez adultos hispanos son bilingües, un 62%. En el mismo estudio, Pew encontró que mientras que el 87% de los latinos adultos considera que los emigrantes deben aprender inglés para salir adelante en EE UU, cerca del 95% considera que es importante que las futuras generaciones de latinos en Estados Unidos hablen español.
El bilingüismo es una asignatura importante para los norteamericanos. Según informa NBC News, cada día son más las familias -de todo tipo de procedencia étnica o geográfica- que llevan a sus hijos a escuelas de idiomas buscando aprender una segunda lengua.
fuente EL PAÍS