La nueva Cámara de Diputados se parece mucho a la tabla de posiciones de las elecciones del 25 de octubre. Hay un oficialismo y hay una oposición con fuerzas casi iguales. Pero también hay terceros actores con potencia suficiente para erigirse en el fiel de la balanza y resultar decisivos en el resultado final.
Como pasó en las semanas previas al ballottage, el frente UNA, de Sergio Massa, postula en el Congreso una «tercera vía» entre Cambiemos y el Frente para la Victoria (FPV) y apuesta a convertirse en el árbitro de la Cámara baja. Compartirá ese lugar con otros espacios más chicos, entre los que sobresale el Frente Amplio Progresista (FAP), donde conviven Margarita Stolbizer, los socialistas y Libres del Sur.
Los números no lo dicen todo, pero explican bastante. En la Cámara de Diputados, el oficialismo (Pro, UCR y la Coalición Cívica) tiene un interbloque de 90 diputados, 40 menos que los necesarios para reunir el quórum. El interbloque del frente UNA (Frente Renovador, Unión por Córdoba y otros bloques provinciales) suma 37 integrantes, mientras que el interbloque del FAP cuenta con ocho miembros. En definitiva, el massismo, en primer lugar, y el FAP, en segundo, tienen todo para definir las votaciones. También será influyente el interbloque de nueve integrantes que acaban de formar diputados peronistas no kirchneristas, entre ellos los cuatro que responden a los hermanos Rodríguez Saá.
En el Senado, el escenario es mucho más complejo para el oficialismo: el FPV cuenta con una bancada de 42 senadores sobre un total de 72. La clave pasa por la relación de la Casa Rosada con los gobernadores. Diputados sería la llave para que Macri validara los decretos de necesidad y urgencia (DNU): la ley indica que basta con que una de las dos cámaras no los rechace.
El massismo y los progresistas no son, de todos modos, un tercer sector equidistante entre los polos principales. Están más cerca de Cambiemos que del FPV. Antes que árbitros neutrales se posicionan como garantes de la gobernabilidad y como una salida para el empate de fuerzas que dejaría paralizada a la Cámara baja.
Posturas similares
Con matices, los dos interbloques fijaron de antemano una postura casi idéntica: advirtieron que analizarán ley por ley, pero se comprometieron a colaborar con el quórum para asegurar el inicio de las sesiones. «Nuestro aporte va a ser dar el debate», dijo a LA NACION Graciela Camaño, presidenta del bloque UNA. «Queremos contribuir a la gobernabilidad democrática. Vamos a hacer nuestro aporte para que el Congreso funcione», confirmó Alicia Ciciliani, jefa del bloque del Partido Socialista.
El bloque UNA es responsable de 29 de los 37 integrantes del interbloque federal UNA. Al espacio también se sumaron los diputados del gobernador de Chubut, Mario Das Neves; del Movimiento Popular Neuquino (MPN), y los moyanistas Enrique Castro Molina (San Juan) y Jorge Taboada (Chubut).
Designado presidente del interbloque, Massa aclara que «no habrá un cheque en blanco ni quórum automático» en todas las sesiones. «Vamos a cambiar leyes por leyes», dijo a LA NACION al ser consultado, y prometió ejercer «una oposición responsable y propositiva», con el objetivo de imponer una agenda propia: 82 por ciento móvil a los jubilados, emergencia en seguridad, empleo joven y créditos hipotecarios.
El entendimiento del massismo con el oficialismo excede el Congreso. Jorge Sarghini, del Frente Renovador (FR), fue designado presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, en un acuerdo entre Massa y la gobernadora María Eugenia Vidal, que incluyó también lugares para el massismo en organismos de control. En ese caso, también resultó perjudicado el FPV, primera minoría en el cuerpo.
De cuatro integrantes, el PS es el bloque más numeroso del FAP. El interbloque se completa con tres diputados de Libres del Sur y con Margarita Stolbizer, del GEN. En el caso de los socialistas lo que está en juego es la relación entre la Casa Rosada y el gobierno de la provincia de Santa Fe, a cargo del gobernador Miguel Lifschitz.
Árbitros de la gobernabilidad
Margarita Stolbizer
Diputada nacional (FAP)
Integra un interbloque que suma ocho diputados, que pueden resultar clave para las necesidades del oficialismo, que no tiene mayoría propia en la Cámara baja
El bloque del Frente Amplio Progresista no va a actuar como aliado del Gobierno en el Congreso, sino que mantendrá una posición equidistante entre Cambiemos y el Frente para la Victoria; buscaría en cambio ser garante de gobernabilidad, para evitar una parálisis legislativa
Sergio Massa
Diputado nacional (UNA)
En el marco de la alianza con De la Sota y otras fuerzas, el líder del Frente Renovador representa un bloque de considerable peso en la Cámara baja, con 37 diputados
Frente a la pelea sin cuartel que se avizora entre oficialismo y oposición, UNA podría inclinar la balanza y garantizar al Gobierno el número necesario de votos para avanzar con su agenda legislativa; se muestra por ahora más cercano al oficialismo, sin considerarse un aliado.
fuente LA NACIÓN