LA PLATA.- El análisis de los cruces telefónicos que ordenó el fiscal de Azul Cristian Citterio, que investiga la fuga de los hermanos Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci, condenados a prisión perpetua por el triple crimen de General Rodríguez, tuvo los primeros resultados: el celular que usaba Martín Lanatta en el penal de General Alvear se activó el domingo pasado, horas después del escape, en una quinta de Florencio Varela, cerca de la ruta 36.
La propiedad -dijeron a LA NACION fuentes policiales- pertenecería a Marcelo Melnick, dueño de una pizzería de Ezpeleta y amigo de Schillaci, que estaba inscripto en la lista de personas autorizadas para visitar a los hombres vinculados con el tráfico internacional de efedrina que mataron, en agosto de 2008, a Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
Anteayer, la policía allanó la vivienda de Melnick -quien habría reconocido la visita de los delincuentes- y secuestró una camioneta Dodge Ram y una gran cantidad de dinero en efectivo; estos elementos serán sometidos a peritajes, en busca de rastros de los prófugos. Y Melnick fue demorado; el hombre, sospechan los pesquisas, podría haber colaborado con la fuga.
Los hermanos Lanatta y Schillaci escaparon de la Unidad 30 de General Alvear el domingo pasado a las 2.30, vestidos con ropa oscura, similar a los uniformes penitenciarios, luego de reducir a dos guardias y maniatarlos con precintos y de tomar como rehén a otro, al que obligaron a subir a un Fíat 128, que debieron empujar para hacerlo arrancar, dijo el ministro de Seguridad provincial, Cristian Ritondo. Luego abandonaron el Fíat y abordaron una camioneta negra que fue registrada por cámaras de seguridad.
La Policía Científica ya había secuestrado una camioneta Toyota Hilux negra en poder de Franco Darío Schillaci, hermano de uno de los prófugos. Aún no encontraron huellas ni rastros genéticos de los condenados por el triple homicidio. Los mismos exámenes se aplicarán en el vehículo de Melnick. Los fugados -presumen los investigadores- estuvieron en la casa de Melnick, que tendría antecedentes por robo y secuestro. Voceros policiales dijeron que él les comentó que lo visitaron el domingo a la mañana para pedirle dinero, que les dio, y que se fueron pasadas las cuatro de la tarde.
Pero los pesquisas no descartan una participación activa de este hombre en la fuga, ya que podría ser el que les brindó apoyo, con su camioneta, para escapar. El fiscal deberá resolver si ordena su detención y lo indaga o lo libera. Para eso, espera los resultados de los peritajes y nuevos elementos probatorios surgidos, por ejemplo, del análisis de las comunicaciones y de los teléfonos celulares.
La propiedad de Melnick no fue la única allanada: hubo otros tres allanamientos en la zona sur del Gran Buenos Aires, ordenados luego del entrecruzamiento de llamadas entre familiares y allegados de los prófugos.
En tanto, la policía sigue recibiendo denuncias sobre el posible paradero de los hermanos Lanatta y Schilacci, pero hasta el cierre de esta edición ninguna había dado resultados. Las denuncias -cientos, según Ritondo- llegan desde diferentes partes del país. Anteayer, un hombre creyó ver a los homicidas en San Juan, pero esa versión perdió fuerza.
El fiscal Citterio, además de tratar de localizar a los evadidos, continúa analizando pruebas para determinar si hubo complicidad de uniformados del Servicio Penitenciario Bonaerense.
La gobernadora María Eugenia Vidal está convencida de los presos sólo pudieron escapar «con la ayuda de parte del servicio penitenciario», en respuesta a sus anunciadas acciones para sanear las cárceles y contra el narcotráfico. Por eso intervino la cárcel y desplazó a la cúpula del SPB. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no había agentes imputados.
fuente LA NACIÓN