La decepción es parte B de lo que nos han mostrado de la lucha anti minera.
La guerra por defender el futuro sustentable de nuestra provincia comandada por agrupaciones que nos llevan en conjunto a ser solo un par de flashes es una moneda corriente, las marchas y la estática son prueba fehaciente de la vida larga en San Juan de Barrick Gold, mientras en La Rioja la pelea hace que las mineras huyan acá en nuestra provincia la discusión es a quien se le da la » bendición » de ser parte del activismo y de destruir lo que sea para seguir enmascarando lo que a puertas cerradas se negocia.
No hay nada mejor para el negocio minero que una mafia activista que haga círculos cerrados de asociados para justificar sus existencias, porque en los hechos no pasan de las grescas, de un par de fotos con banderas o un famoso que atrae a adolescentes que no saben de lucha ni de nada, que hicieron por echar a las mineras?, que hicieron por hacer sentir incómodo a GIOJA que hicieron » jóvenes » sindicalizados que ahora cuentan los días de un derrame que nos DUELE a TODOS por igual, pero que egoístamente lo dejan para su propiedad intelectual porque de actividades nada, porque en estos años de giojismo solo veían películas educativas mientras GIOJA destruía a cada paso San Juan, que mientras ustedes planeaban sus reuniones en una plaza tomando mate GIOJA hizo violaciones repetidas a la tierra…y entonces ustedes nos hablan de activismo?, ustedes son la MAFIA que banca a BARRICK.
Su sueño eterno de panfletos y fotos hicieron de una desgracia que nos afecta a TODA la provincia en algo coptado de dudosa situación porque el pueblo jachallero no tiene idea de lo que hicieron y dividieron con injurias para esconder la verdad.
CIEN días de derrame de CIANURO y de lágrimas eternas en el alma donde UÑAC prosigue adelante, donde ustedes buscarán de nuevo el flash para bailar en las mentiras que fabrican, hubo un derrame y CONTAMINACIÓN y eso no se soluciona con encubrimientos se soluciona rompiendo Casa de Gobierno porque este gobierno PROVINCIAL es el que nos mató.