En la Cámara de Diputados, la planta de personal también se incrementó desde que el kirchnerista Julián Domínguez se hizo cargo del cuerpo, en 2011. Sin embargo, a diferencia del ex vicepresidente Amado Boudou, el ex candidato a gobernador bonaerense por el FPV evitó hacer uso y abuso de los nombramientos, según reconocen las autoridades actuales de la Cámara baja.
Aun así, su sucesor en el cargo, Emilio Monzó (Pro), ordenó un relevamiento sobre el personal que actualmente presta servicios en la cámara. Encargó esa tarea a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, indicaron a LA NACION fuentes legislativas.
De acuerdo con la ley de presupuesto 2016, la Cámara de Diputados cuenta con 5625 empleados en planta permanente; en 2011, cuando asumió Domínguez, la dotación era de 5060 trabajadores estables. Es decir, aumentó un 11 por ciento en cuatro años de mandato.
En cambio, en el Senado, Boudou fue mucho más permeable a los reclamos de La Cámpora y de la Asociación del Personal Legislativo (APL) para contratar nuevo personal. En 2011, el entonces vicepresidente recibió un plantel de 3287 trabajadores permanentes. En cuatro años, lo subió a 6020 empleados, según consta en el presupuesto 2016. Esto implica un aumento del 83%.
«Lo de Boudou fue un verdadero escándalo, en ese sentido Domínguez fue más discreto -indican los voceros de Monzó-. Aun así, decidimos ordenar una auditoría para tener un cuadro de situación preciso sobre el estado económico de la Cámara de Diputados. La primera etapa del relevamiento estará dedicada a la situación del personal. Calculamos que estará lista a finales de este mes o a principios del que viene», confirmaron voceros oficiales del Congreso.
En buen romance, en la Cámara de Diputados no se descartan posibles despidos, pero éstos -si se concretan- no serán tan drásticos como en el Senado y estarían sujetos a los resultados de la auditoría. Las autoridades de la Cámara baja no quieren dar pasos en falso: el mes pasado cientos de empleados legislativos coparon el mítico Salón de los Pasos Perdidos en protesta ante eventuales despidos.
En efecto, antes de Navidad corrió el rumor de que Monzó iba a dar marcha atrás con la recategorización de 600 empleados legislativos que había ordenado Domínguez antes de irse. También circulaba la versión de un corte drástico en el plantel de empleados temporarios. Estos recortes nunca se concretaron hasta ahora, pero la manifestación -liderada por Norberto Di Próspero, de la CGT kirchnerista- fue una advertencia gremial de la que Monzó debió tomar nota.
fuente LA NACIÓN