Con el brusco impulso que tuvieron los precios en las últimas semanas, los productos básicos del supermercado cerraron otro año con aumentos muy superiores a la inflación general (y a la evolución de los sueldos). En alimentos, bebidas y otros elementos esenciales las subas del 2015 llegaron al 75%. Y las familias, otra vez, debieron realizar un esfuerzo mayor para poder llenar el “changuito”.
Una canasta de 50 artículos masivos que Clarín releva cada mes en seis grandes cadenas de la Ciudad costaba en promedio $ 1.121 hace 12 meses. En octubre pasado, a poco de las elecciones, el mismo combo ya valía $ 1.337, un 19% más. Y hoy quien realice esa compra debe pagar unos $ 1.491. El presupuesto subió, entonces, un 33% en el año. Aunque en varios rubros las subas detectadas duplicaron esa media.
El mayor impacto, por lejos, estuvo en las carnes. El pollo entero con menudos, por ejemplo, se conseguía en los súper a un valor “cuidado” de $ 20 el kilo hace un año, pero ahora promedia los $ 35 (75% más). El vacío, que había cerrado el 2014 en torno a los $ 89 por kilo, terminó el 2015 a un promedio de $ 153 (71%). A la vez, la comparación muestra saltos del 66% en cortes como tapa de nalga y del 56% en el asado de tira, que se fue de $ 69,60 el kilo a los actuales $ 109.
Según la investigación, la inflación también afectó con fuerza las compras para la limpieza del hogar y el aseo personal. En sólo 12 meses, un papel higiénico Higienol de seis rollos que valía $ 19,53 pasó a venderse por $ 33,82. El limpiador cremoso Cif, por su parte, costaba $ 16,54 y se encareció casi $ 10, o un 57% hasta los $ 26,02 actuales.
Asimismo, hubo incrementos anuales muy fuertes en el jabón en polvo Skip (46%), en la lavandina Ayudín (43%), en shampoo Plusbelle (36%), lavavajillas Ala (35%) y en desodorantes Rexona (34%), siempre comparando los mismos artículos en iguales comercios.
Mientras, las bebidas fueron otro rubro muy caliente. Un jugo listo de litro como el Cepita escaló en 2015 de $ 12,42 a $ 18,18 (46%), y el de soja Ades, un 44%. La botella grande de agua mineral Villa del Sur, en tanto, ahora cuesta $ 15,30, 42% más que los $ 10,80 de hace un año. Y la Coca Cola de 2,5 litros se encareció 36%, porque en las Fiestas de 2014 rondó los $ 22,50 y en los últimos días se compró a valores en torno a $ 30,65.
Subas del 44% en la marca líder de mayonesa, del 38% en café instantáneo, de 37% en galletitas dulces y salsas de tomate fueron otros movimientos muy notorios, así como un 34% en polenta y un 30% en queso cremoso y manteca.
Por el contrario, donde se percibió algún alivio fue en vegetales como el tomate, la lechuga y la cebolla, tras varios meses de escasez en los que su precio se había disparado (ver aparte). Frente a los valores de hace un año, también el arroz (10%), el pan lactal (17%) y la yerba (19%) mostraron subas algo más moderadas. Y varios productos del programa Precios Cuidados como leche en sachet, yogur, huevos, harina y aceite de girasol, aunque está previsto que en las próximas horas esa mercadería tenga remarcaciones del 3,9% en promedio.
Según Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein, hasta las elecciones, los productos del súper se venían encareciendo al ritmo de la inflación general, pero en los últimos meses la tendencia cambió. La consultora midió que en noviembre los precios de alimentos y bebidas se incrementaron 4,2%, contra un índice general de 2,9%; y que en diciembre saltaron otro 5,2%, frente a una media del 3,8%.
¿Por qué? Dal Poggetto lo atribuye a los efectos de la devaluación y la baja de retenciones. Desde el Gobierno, en tanto, culpan a la administración saliente por haber demorado muchas subas a lo largo del año y haberles dado “vía libre” tras las elecciones.
Un fenómeno que crece con la inflación es que los mismos productos se pueden encontrar a precios muy diferentes en distintos comercios, aunque estén en el mismo barrio. Es típico que esto ocurra con vegetales, pero ahora empezó a registrarse con intensidad en carnes y en productos envasados.
Así, un kilo de asado, según el súper, se ofrece a $ 91, $ 109, $ 115, $ 117 o $ 120. Del mismo modo, el kilo de vacío va de $ 124 a $ 164 y el de pollo entero, de $ 30 a $ 40. Por otra parte, según la cadena, el queso crema Mendicrim de 300 gramos puede salir $ 29 o $ 37,80 y un tubo de dentífrico Colgate, $ 26,40 o $ 35,90. En otras palabras, unos negocios cobran el mismo producto hasta un 36% más caro que otros. Lo que renueva la vigencia de un viejo consejo: para ahorrar, la clave es “caminar” y comparar.
Alivio en las verdulerías: cayeron los precios
En el segundo semestre de 2015, problemas climáticos en distintas partes del país habían hecho que los ingredientes más típicos de la ensalada multiplicaran varias veces su precio habitual. Por varios meses, la lechuga, el tomate y la cebolla habían llegado a $ 40 el kilo. En estos días, todo eso parece haber quedado atrás.
En los grandes supermercados, el kilo tomate ronda los $ 14,50: un 50% menos que lo que valía hace un año. La lechuga cayó a valores que rondan los $ 30 el kilo. Y la cebolla se puede encontrar a precios entre $ 10 y $ 16 el kilo, con una suba anual promedio del 16%, leve en comparación con la del resto de los alimentos.
También la zanahoria (22%) y la papa (19%) tuvieron aumentos interanuales leves. Y el kilo de morrón, que venía de superar los $ 60, hoy se consigue por $ 30. El zapallo anco o coreano, por su parte, venía de rondar los $ 23 el kilo y ahora se ofrece en torno a los $ 12,60, pero sigue 31% más caro que hace un año.
En frutas, la banana se vende ahora a $ 22 el kilo, sólo 17% más que hace un año. Pero la manzana roja está 65% más cara: llega a venderse a $ 45 el kilo.
fuente CLARÍN