El 19 de febrero del 2008, el Boletín Oficial de la Nación publicó el cambio del directorio de la sociedad Elvesta Argentina SA.
En la empresa dedicada a la venta de ropa, con excepción de la de cuero, aparecían Martín Eduardo Lanatta, domiciliado en Berazategui y en aquel entonces casado, junto con el misterioso Jorge Adrián Cabrera.
La sociedad estaba vinculada con Ibar Pérez Corradi, señalado por la embajada de Estados Unidos como el nexo entre el narcotráfico y los laboratorios farmacéuticos para la importación de efedrina. Pérez Corradi hace 44 meses que está prófugo y, según la justicia, fue el autor intelectual del triple crímen de General Rodríguez ocurrido meses después de la creación de Elvesta Argentina.
El juego de palabras es sencillo: Elve, hace referencia a Helvecia. Las últimas tres letras de la sociedad, STA, a la provincia de Santa Fe.
Según fuentes consultadas que desconfiaban de la búsqueda encarada por la Gendarmería Nacional, Martín Lanatta practicaba deportes acuáticos en el río Paraná en esa localidad. «Conocía la zona pero las inundaciones les jugó una mala pasada», aseguró una fuente a Perfil.com.
Los servicios de inteligencia, de cualquier fuerza, están para prevenir el delito y obtener información sensible. La sociedad descubierta por Tribuna de Periodistas en el 2008 fue un dato que nadie tuvo en cuenta. Los Lanatta se movieron entre su círculo de conocidos, sin un plan de fuga claro, como si estuviesen huyendo de un destino inevitable.
Acorralado, Martín Lanatta es clave en la causa que investiga la jueza Servini de Cubría sobre la importación de efedrina a la Argentina. En su inexplicable huida, pasaron por la increíble quinta de «El Faraón» en la zona sur del conurbano bonaerense, se acercaron a Coronda –localidad en la que Luis Zacarías compró una impresionante mansión— e intentaron llegar a Helvecia. Nada parece casual.
fuente PERFIL