Lo explica un gerente de Recursos Humanos de un firma tecnológica. «Nadie va a jugarse hasta mitad de año. Se va a dar un 15 o 20% en el primer semestre y después se verá qué pasa. Eso sí, no habrá aumentos tremendos para no comerse la devaluación», afirma.
Ese es el pensamiento que trasciende, a grandes rasgos, a las grandes empresas locales, que proyectan aumentos salariales de un 30% -tres puntos menos de lo que ya reclaman los sindicatos- para este año, según una encuesta de SEL Consultores.
El relevamiento, que abarcó a 145 empresas líderes entre noviembre y diciembre pasados, afirma que tres de cada cuatro empresas (un 74%, más precisamente) ya tienen proyecciones salariales para el personal fuera de convenio. Sólo 39% fueron ya aprobadas.
Casi el 65% de los consultados por la firma especializada en el mercado laboral estima que los aumentos se darán en dos veces. Ante la pregunta sobre en qué mes deberán iniciarse las negociaciones de convenio para acordar los aumentos salariales, un 55% dice que serán en marzo o abril, mientras que un 16% indica que será antes (este mes y el próximo) y un29%, más tarde (resto del año).
El promedio de ajuste salarial proyectado por las empresas privadas para el año es de 30% (en una franja que oscila entre 28 y 32%), mientras que los sindicatos están exigiendo -siempre, según la mirada de las firmas- un 33%% (una franja de entre 30 y 35%).
«La devaluación de Brasil hace que los salarios allí sean más bajos que en la Argentina. Si los sueldos suben mucho, no habrá espacio para ganar competitividad», sostiene el gerente de la firma tecnológica. «Hoy los niveles de rotación están en los mínimos históricos, porque hay menos actividad y todo el mundo tiene miedo. Por eso habrá un período de wait and see (esperar y ver), que será un marco de aprovechamiento para las empresas», sugiere el ejecutivo.
«Este año va a haber un piso inamovible del 25%», completa otro director de Recursos Humanos de una firma industrial estadounidense. «De acuerdo a la salud de cada sector, habrá luego aumentos de entre 28 y 32%. Este gobierno propone cambiar pero no romper, por lo que no habrá un ajuste por salarios, y ni el empresario ni el sindicalista serán muy duros», anticipa.
De acuerdo con la encuesta de SEL Consultores, un 66% de las firmas relevadas afirma que las negociaciones con los sindicatos serán semejantes a las del año pasado. Sólo un 34% considera que serán más complejas. «¿Qué probabilidad de conflictividad laboral piensa que habrá en 2016?», preguntó la consultora especializada. Un 17% respondió que será alta; en tanto, un 58% estimó que será mediana y un 25%, baja.
Sin embargo, algunos debates ya comenzaron a darse entre los protagonistas del futuro Consejo Económico y Social. «Cada paritaria discute lo que puede discutir, y acá no es sólo la dimensión del salario sino también cuidar el empleo. Cada sindicato sabrá dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos», afirmó días atrás el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. La respuesta llegó rápidamente: «Cuando comencemos a discutir, vamos a pedir lo que la inflación haya deteriorado el salario, y para eso no tiene que haber aprietes. Que no quieran meter miedo con eso porque no lo van a conseguir», retrucó el camionero Hugo Moyano.
Prat-Gay ya deslizó que estima un aumento de precios durante este año de 25%, pese a que la devaluación fue aproximadamente de 35%. El ministro busca que las paritarias se enfoquen en las subas de precio futuras y no pasadas, pero parece un deseo difícil de cumplir sin un índice de precios oficial (el Indec pedirá que se usen los de la Ciudad de Buenos Aires y de San Luis) y sin proyecciones del Banco Central. «Si se concreta lo que espera el Gobierno, que proyecta una inflación de entre el 20 y el 25%, las subas deberían estar en ese nivel», afirmó a LA NACION Daniel Funes de Rioja, presidente de Copal. «Hay que negociar por lo que viene, no por lo que pasó».
Según la encuesta de SEL, las empresas esperan un promedio de inflación para este año del 30%. En tanto, estiman que el tipo de cambio oficial cierre el año en torno a 13,50 pesos. Ayer fue de $ 14,13.
Para el 73% de los consultados, se mantendrá la plantilla de empleados. El 18% aumentará su dotación, mientras que el 9% la disminuirá. Se trata de un cambio de tendencia positivo, pero lejos de los mejores años de incorporación de personal. Entre las expectativas de contratación, mejoran las de analistas y operarios (6 y 4%, respectivamente).
«El aumento salarial va a estar entre el 25 y el 30%; si no, nos quedamos de nuevo sin competitividad y el que viene de afuera te mata. Hay que defender el laburo. No se puede matar a las gallinas de los huevos de oro», afirmó a LA NACION Héctor Méndez, ex presidente de la UIA. Sus palabras anticipan la tensión de cada año entre dos mundos: salario y empleo.
fuente LA NACIÓN