El fiscal Alberto Nisman programó de antemano su viaje a Europa del año pasado con su hija con una interrupción de una semana porque “tenía información” que la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, iba a echarlo, intervenirlo o nombrarle un fiscal adjunto en la Unidad Especial AMIA. Así lo confirmó en la causa la ex secretaria letrada del fiscal Nisman, Soledad Castro, ante la jueza Fabiana Palmaghini.
Nisman averiguó en la Procuración que Gils Carbó –alineada con la política judicial de Cristina Kirchner- regresaba de vacaciones el 12 de enero del 2015 y por eso preparó un viaje que incluía un retorno de una semana a Buenos Aires con un regreso posterior a París para completar un mes de vacaciones con su hija que cumplía 15 años. “El tenía información que Gils Carbó retomaba sus funciones el 12 de enero y que a partir de esa fecha aumentaban las chances de ser removido porque consideraba que esa decisión no iba a ser delegada en otro”, declaró Soledad Castró según el testimonio al que accedió Clarín, confirmando informaciones periodísticas. “Entendía que si era removido, no iba a poder presentar la denuncia” por encubrimiento contra los entonces presidenta Cristina Kirchner y canciller Héctor Timerman, entre otros, a favor de cinco iraníes acusados de ser los autores intelectuales del atentado contra la AMIA de 1994 que dejó un saldo de 85 muertos.
En enero del año pasado, Cristina insinuó que Nisman había regresado de Europa por una orden del ex director General de Operaciones de la SIDE, Antonio Stiuso, para conspirar en su contra. Pero la verdad es otra.
La declaración testimonial de Castro provocó un cortocircuito entre la fiscal Viviana Fein –que tiene asesores directos de Gils Carbó en su fiscalía- y las querellas de la viuda Sandra Arroyo Salgado –encabezada por Federico Casal- y la de la Sara Garfunkel –dirigida por Pablo Lanusse-, con denuncias de presiones. Y se conoce justo cuando hoy se cumple un año de la muerte violenta y misteriosa de Nisman.
En su testimonial Castro –la secretaria letrada más cercana a Nisman- recordó que ya en diciembre Nisman le comentó a ella y al otro secretario letrado, Antao Cortéz, “su preocupación por la existencia de rumores sobre su remoción” de la unidad AMIA. Cristina, a mediados de diciembre había desplazado a Stiuso, principal asesor en temas de terrorismo internacional de Nisman. Paralelamente, Gils Carbó había desplazado al fiscal federal Guillermo Marijuán -un crítico de su gestión que llegó a denunciarla penalmente- de la Unidad especial de la ANSES, como castigo, y quitado una subrogancia al fiscal federal Eduardo Taiano de la fiscalía que tenía la causa Papel Prensa.
“Dudaba en irse de viaje con su hija. Los rumores implicaban la posibilidad de ser removido como fiscal, como así también la posible intervención de la Unidad y de la designación de otro fiscal para trabajar en forma conjunta”, puntualizó Castro. Luego de la muerte de Nisman, Gils Carbó negó que hubiera pensado en removerlo de la unidad AMIA. Gils Carbó dirige la Procuración General de la Nación desde 2012. A poco de asumir, Gils Carbó creó la agrupación “Justicia Legítima” que apoyó la política de Cristina hacia la Justicia. Desde que asumió el presidente Mauricio Macri, el ministro de Justicia Germán Garavano y otros intentan que renuncie a su cargo.
“Desconozco si la información era cierta pero era la información que él tenía y que nos compartía a nosotros”, agregó Castro, al confirmar una información del libro “Nisman Debe Morir”. Tal era su preocupación por su eventual remoción que Nisman le dio Castro un teléfono secreto que tenía el número 4176-3000 al que todos los días, cuando cerraba la Unidad Fiscal AMIA a las 13 horas, debía mandarle un mensaje de WhatsApp y avisarle que no había llegado ninguna orden de intervención ni nada por el estilo. “Doctor, quédese tranquilo, hoy no nos intervinieron”, le decía Castro, todos esos días de su viaje a Europa.
Además, antes de la Navidad del 2014, Cristina Kirchner había convocado a una reunión a la cúpula de la AMIA y la DAIA en la Casa Rosada en la cual, Nisman estaba convencido, la presidenta iba adelantarles la remoción del fiscal de la AMIA, quien se oponía al Memorándum de Entendimiento con Irán. Pero el encuentro se suspendió porque Cristina se dobló un tobillo en Río Gallegos y no pudo volver a Buenos Aires a tiempo.
fuente CLARÍN