Velas grandes y pequeñas, celulares y hasta alguna linterna levantada en medio de la multitud. Todo valió hacia el final del acto para cumplir con el objetivo: iluminar «el camino de la Justicia», lema elegido por los organizadores del acto que ayer, en la plaza Alemania, en el barrio porteño de Palermo, homenajeó al fiscal Alberto Nisman, al cumplirse un año de su misteriosa muerte.
«Justicia, justicia», fue el grito más repetido durante los 40 minutos que duró el homenaje. En el escenario, montado en el centro de la plaza, sobresalían una imagen del fiscal fallecido y la leyenda «a un año de su muerte la sociedad argentina reclama justicia». Al pie del estrado, hubo una fuerte presencia de funcionarios del gobierno de Mauricio Macri.
La madre del fiscal del caso AMIA, Sara Garfunkel; su cuñada, Marcela Arroyo, y su secretaria, Soledad Castro, fueron las personas más cercanas a Nisman entre los cientos de personas que se acercaron a la convocatoria organizada por la DAIA. Fue notoria la presencia de funcionarios nacionales, desde la vicepresidenta Gabriela Michetti hasta los ministros Patricia Bullrich y Sergio Bergman; el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, entre muchos otros. Todos fueron recibidos con ovaciones, al grito de «fuerza» y «sí se puede», uno de los eslóganes electorales de Cambiemos.
Más allá del senador radical Julio Cobos y de los representantes diplomáticos de Estados Unidos, Israel, Alemania y Francia, fue notoria la ausencia de referentes de la oposición. La presencia del Gobierno fue tan abrumadora que hasta se destacó en el lugar elegido: la plaza Alemania se ubica enfrente del domicilio particular del Presidente.
Nada de eso les importó a los familiares directos. La madre de Nisman no habló durante el acto, que comenzó con el minuto de silencio en memoria del fiscal que investigaba el atentado contra la AMIA. El monótono y veloz ruido de los flashes de las cámaras le dio en ese momento un contexto sobrecogedor al mutismo de la multitud.
¿Qué se dijo en el acto? En nombre de las hijas de Nisman, Iara y Kala (en Europa, según coincidieron fuentes de la organización), Marcela Arroyo leyó con voz temblorosa un texto en el que la niñas contaban por qué decidieron no ir al acto. Preferimos ir «a los mismos lugares donde el año pasado estuvimos con nuestro papá y así recordarlo de modo feliz», escribieron.
El primer orador fue el periodista de LA NACION Joaquín Morales Solá, quien de manera directa habló de «asesinato» en referencia a la misteriosa muerte del fiscal. «Murió tres veces. La primera, cuando lo encontraron muerto en su departamento; la segunda, cuando lo injuriaron y calumniaron, y la tercera, cuando los jueces rechazaron investigar», dijo Morales Solá.
Sin nombrarlo, el periodista afirmó que magistrados como el juez Daniel Rafecas, que desestimó la denuncia de Nisman por encubrimiento contra la ex presidenta Cristina Kirchner y funcionarios de su gobierno, «deben ser investigados». Y que un buen homenaje sería «que se reabra la causa que él inició». «¡Fue Cristina [Kirchner] la que lo mató!» y «fue Irán», gritaron voces (la mayoría femeninas) desde el público.
En nombre de la Asociación de Magistrados, Ricardo Sáenz elogió la labor del fiscal. «Era lo que esperábamos que hiciera», dijo el fiscal general de la Cámara de Apelaciones. Y criticó «la feroz campaña en su contra para sembrar descrédito y olvido en la sociedad».
Cerró la lista de oradores el titular de la DAIA, Ariel Cohen Sabban, que afirmó que «la trágica muerte del fiscal puso un siniestro punto de inflexión» en la historia del país. «Los cuarenta millones de argentinos queremos saber cómo se disparó el arma y quién lo hizo», dijo el dirigente comunitario. Y agregó: «No queremos que Nisman sea la víctima 86 del atentado a la AMIA».
En la dirigencia judía se respiraba satisfacción por una serie de medidas motorizadas por el nuevo gobierno en torno al atentado contra la AMIA y la muerte del fiscal, como la no apelación de la inconstitucionalidad del memorándum firmado por el gobierno anterior con Irán y la designación del dirigente radical Mario Cimadevilla al frente de una unidad de investigación de ambos casos. «Lo pueden hacer porque tienen las manos limpias, el anterior gobierno no», reflexionó un dirigente judío cercano al Gobierno.
El Himno, cantado a cappella, fue la música del final del acto de homenaje, un año después la muerte que conmocionó al país.
Memoria viva
Cómo vivió la familia el homenaje a Nisman
La madre de Nisman visitó la tumba en el cementerio de La Tablada
Sara Garfunkel visitó ayer el cementerio judío de La Tablada, en territorio bonaerense, donde está enterrado su hijo, Alberto Nisman. Por la tarde, durante el acto de homenaje que organizó la DAIA, la madre del fiscal se mantuvo en silencio y no quiso emitir opiniones. «No quiero hablar, porque me voy a ir de boca», se excusó Garfunkel ante LA NACION cuando se retiraba de la plaza Alemania, luego del homenaje al fiscal. En el cementerio de La Tablada, en tanto, al pie de la tumba quedaron las piedras colocadas a modo de honrar al fallecido fiscal del caso AMIA.
Los aplausos alcanzaron a ignotos ministros
La corriente de simpatía que despertaron las medidas del Gobierno en relación a los casos AMIA y Nisman se extendieron a funcionarios desconocidos para el gran público. Mencionados por el director de la DAIA, Víctor Garelik, el ministro de Educación bonaerense, Alejandro Finocchiaro, y el secretario de Derechos Humanos, Alejandro Avruj, se llevaron ovaciones.
Al final, las hijas de Nisman no estuvieron en el homenaje
Diferentes versiones corrieron alrededor de la presencia en el acto de Iara y Kala Nisman, que el domingo pasado fueron recibidas por el presidente Mauricio Macri en su quinta de Los Abrojos. Allegados a la familia confirmaron, sobre la hora, que las niñas, de 16 y 9 años, respectivamente, se unieron en Europa a su madre, Sandra Arroyo Salgado, que las esperaba en un destino que no fue confirmado.
fuente LA NACIÓN