El ministro de Justicia, Germán Garavano, exhortó a los jueces federales a que avancen en los casos de corrupción y que los lleven a juicio oral y público porque es allí donde hay una respuesta del Estado sobre la culpabilidad o inocencia de los ex funcionarios investigados.
Garavano salió a aclarar que no hay posturas contrapuestas en el Gobierno acerca de las investigaciones de corrupción, aunque insistió en que los jueces federales deben actuar con prudencia.
Este mensaje, que ya había sido enviado la semana pasada a los magistrados, fue interpretado en tribunales como una advertencia del ministro para que los jueces no dispongan la detención de Cristina Kirchner. Los jueces federales y el ministro tienen una tensa relación despues de que se anunció el proyecto oficial de crear un fuero especial para combatir el crimen organizado. La iniciativa fue leida en los tribunales como un avance para intentar licuar el poder de los jueces federales.
Garavano ayer insitió: «El sistema de Justicia tiene que mostrar resultados finales a la larga. Lo que el Gobierno dice es: señores jueces, avancen, pero avancen seriamente y lleven los casos a juicio».
En declaraciones a Radio Mitre, Garavano criticó que las causas se queden en «una avanzada u ofensiva o vorágine de medidas de pruebas que, en definitiva, no son más que incidentes dentro de un proceso más largo, que nosotros tenemos que tratar de que sea mucho más corto».
El ideal no llega
«Lamentablemente, nuestra Justicia y los abogados que interactuamos con ella, nos hemos acostumbrado, en los últimos 30 años, a que el ideal al que queremos apuntar -si alguien es culpable tiene que ser juzgado- nunca llega», se quejó.
Para el ministro, «son muy pocos los casos resonantes que han llegado a la etapa de juicio» y apuntó contra «un sistema que durante décadas se ha ocupado de que el Código Procesal -los procedimientos previos- impida que se aplique el Código Penal».
«Siempre nos quedamos a mitad de camino. A veces ni arrancamos, a veces arrancamos tarde, y muy pocas veces llegamos al momento que fija la Constitución, que es cuando los imputados están sentados en el banquillo de los acusados, son condenados o absueltos, o los bienes son decomisados o devueltos a la sociedad», agregó.
El funcionario recordó que su obsesión cuando trabajó en una fiscalía como juez fue «recuperar la plata que se habían robado o se habían llevado».
«En mis investigaciones siempre apunté en esa dirección. Hoy, el Ministerio de Justicia a través de la UIF y del programa nacional contra la prevención del lavado y el terrorismo, está apuntando todos los esfuerzos en ayudar a la Justicia en que vaya tras los fondos», añadió.
Garavano recordó que, al igual que con la figura del arrepentido, «hoy hay instrumentos que permiten embargar rápido los bienes y disponer de ellos anticipadamente», pero lamentó que esas herramientas -que permiten que los juicios se hagan mucho más rápido- sean poco utilizadas.
El ministro puso como ejemplo la celeridad con que se resolvió el caso por la tragedia de Once. «Llegó a juicio en un tiempo razonable. No es que no se puede, tiene que haber voluntad de los jueces de avanzar con prudencia, con inteligencia, buscando las pruebas, y llevar los casos a juicio lo más rápido que se pueda», reflexionó.
«No estamos para frenar (…), lo que el Gobierno está diciendo es ?señores jueces avancen, pero avancen seriamente y lleven los casos a juicio oral», acotó el titular de la cartera, y descartó que el Gobierno mande operadores judiciales a los juzgados federales, aunque enseguida añadió: «Al menos no que yo sepa».
Respecto de la posibilidad de que Cristina Kirchner termine detenida por las denuncias en su contra, Garavano sostuvo que «ni perjudica ni deja de perjudicar» al Gobierno.
E insistió con que un juez «no tiene que mirar el contexto político para decidir lo que corresponde, tiene que decidir lo que corresponde en Derecho en todos los casos».
Por otra parte, el funcionario buscó minimizar la actuación del presidente Mauricio Macri en Fleg Trading SA y otras sociedades offshore, al sostener que «tuvo una intervención por un tiempo muy acotado» porque respondían a «negocios del padre (Franco Macri)» y de las cuáles terminó «rápidamente desvinculado».
fuente LA NACIÓN