La inédita alianza de las cinco centrales obreras que se produjo el 29 de abril pasado, con un multitudinario acto callejero, debería haber tenido hoy su segundo capítulo. Sin embargo, y como se intuía en los diferentes tonos de los discursos de los jefes sindicales, la denominada «unidad en la acción» entre las tres CGT y las dos CTA resultó algo fugaz y circunstancial.
Así quedará demostrado esta tarde en la Plaza de Mayo, epicentro de una protesta en contra de los despidos y las subas de tarifas que fue activada por las dos vertientes de la CTA y a la que adherirán diversos sectores que no comulgan con el macrismo, como la izquierda y agrupaciones ligadas al kirchnerismo. También se sumarán gremios enrolados en la CGT, como la Asociación Bancaria y los telefónicos.
Originalmente, en la movilización de hoy debían confluir todos los sindicatos que coincidieron el 29 de abril. Así lo preveía el acuerdo de palabra entre los referentes de las cinco centrales obreras si es que Mauricio Macri vetaba la ley antidespidos, algo que sucedió el 19 del mes último.
Sumida en su proceso de reunificación, la CGT congeló su alianza con las CTA. Los tres jefes cegetistas, Hugo Moyano , Luis Barrionuevo y Antonio Caló , despotricaron contra el veto presidencial, pero rechazaron activar alguna medida de fuerza y sumarse a la movida activada por Pablo Micheli y Hugo Yasky. ¿Por qué el giro? Las razones serían varias.
El Gobierno tomó nota de las desavenencias y puso en marcha un operativo de seducción con los gremios más influyentes, que son aquellos que se anidan bajo las siglas de la CGT y que se identifican con el gremialismo clásico y peronista. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, les aseguró hace algunas semanas que se abrirá el grifo de fondos para las obras sociales. En concreto, les prometió que se volcarán en prestaciones los $ 30.000 millones del Fondo Solidario de Redistribución, una caja en la que se atesora el aporte obligatorio que se les saca a los trabajadores de sus respectivos salarios. Durante el kirchnerismo, la liberación de esos fondos se concretaba en dosis homeopáticas y de manera discrecional. Hubo otros condicionamientos. Aún hay paritarias en curso, como la de los camioneros (arrancó ayer, con un pedido de aumento del 42%) y la del gremio de la Alimentación (exigió un 48%), además de que hay actividades que dependen mucho del flujo de subsidios.
«Antes de pensar en un paro o en una movilización, es necesario que nos ordenemos internamente. Hasta que no se concrete la unidad, difícilmente la CGT tomará una medida», coincidieron ante LA NACION dirigentes cegetistas de los tres sectores en los que está dividida la central. El proceso de reunificación de la CGT dará mañana un paso importante. En Azopardo, se fusionarán los tres sectores y oficializarán el 22 de agosto como el día en que nacería la central unificada.
Las dos CTA, que encabezan Micheli y Yasky, también dieron señales para reunificarse. Sin embargo, el acuerdo asoma más dificultoso. Ninguno de los dos concentra hoy el poder para reunir a las federaciones nacionales que integran la CTA, entre las que se destaca el gremio estatal de ATE, el sector de mayor peso y trascendencia en este rompecabezas. La CTA y ATE se necesitan mutuamente. Por poder gremial y económico. Pero la interna está que hierve. Hoy, por ejemplo, la conducción de ATE nacional, que lidera Hugo Godoy, no participará de la protesta en la Plaza de Mayo.
Los oradores serán Yasky y Micheli. Pero también se les daría la palabra a dirigentes de otros sectores. Será como un intento de exhibirse más plurales que las CGT y de no dar por muerta la unidad del 29 de abril.
Pablo Micheli
CTA Autónoma
No logró convencer esta vez a Moyano y Barrionuevo de sumarse a la protesta. No da por caída la unidad en la acción con sus pares de la CGT
Hugo Yasky
CTA de los Trabajadores
El docente, que estuvo aliado al kirchnerismo, se unió otra vez a Micheli en la cruzada en contra de los despidos y la inflación.
fuente LA NACIÒN