Una primera estimación del impacto que tuvo la epidemia de dengue en el país revela que fue la peor de la historia: hubo un 53% más de casos autóctonos que en 2009 y se duplicó la mortalidad con respecto a esa ola de hace siete años.
Ayer, el Ministerio de Salud de la Nación informó que no hay transmisión local del virus desde fines de junio último. Desde entonces se están atendiendo pacientes que adquirieron la infección durante un viaje.
Oficialmente, se recomienda hacerles un análisis a todos los pacientes que consulten con síntomas sospechosos «para verificar la interrupción de la transmisión» de la enfermedad en el país. En época de epidemia, esa prueba de laboratorio se le hace a uno de cada 10 o más pacientes sólo para monitorear con cierta regularidad el curso de la enfermedad.
De acuerdo con el Boletín de Vigilancia Epidemiológica actualizado ayer, en lo que va del año se notificaron 76.803 casos en las 24 provincias: se confirmaron 43.888 de esos casos, con apenas un 3,5% de infecciones importadas.
Todavía falta estudiar un 18,6% de esas notificaciones totales.
Formosa y Misiones fueron las provincias con los primeros brotes y más casos, aunque las autoridades formoseñas reportaron oficialmente cifras muy por debajo de Misiones y hasta de la provincia de Buenos Aires. «A partir de comprobarse la circulación viral se ha dejado de lado la contabilización de los casos para poner el acento en la eliminación del mosquito que transmite la enfermedad», argumentaron en febrero a LA NACION.
La comparación con la epidemia de 2009 ya muestra que este año hubo un 53% más de casos autóctonos en las 25 semanas de transmisión local del virus. Murieron 11 pacientes con dengue; en 2009, cinco.
Tres picos
Esta vez, la epidemia tuvo tres picos máximos, que coincidieron con el recambio turístico: del 24 al 30 de enero, del 21 de febrero al 5 de marzo y del 3 al 9 de abril, luego del receso de Semana Santa. Unos 2,5 millones de argentinos viajaron en el verano a Brasil, donde hasta hace tres semanas había 1,4 millones de casos de dengue.
«En 2009, el pico de casos se dio entre las semanas 14 y 16 [del 4 al 25 de abril] y el ascenso del número de casos ocurrió desde las semanas 5 y 6 [1 al 14 de febrero], mientras que en la presente temporada el aumento del número de casos comenzó hacia fines de 2015», se lee en el informe oficial. «No se registran casos autóctonos positivos por laboratorio desde la semana 25 [19 al 25 de junio]», se resalta.
Ya en marzo, el Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM), del área de Ecología, Genética y Evolución de la UBA y el Conicet, atribuyó la epidemia de este año a «un desorden ambiental» favorable para la reproducción del Aedes aegypti en las ciudades. «La presencia de recipientes que utilizamos y basura capaz de acumular agua genera contaminación, ya que se favorece la formación de criaderos en nuestras ciudades, poniendo en riesgo la salud de los habitantes», escribieron Nicolás Schweigmann y Nora Burroni, del GEM, con los investigadores Raquel Gleiser, Gustavo Rossi, Hernán Solari y Corina Berón, de otros centros y laboratorios del Conicet.
Su conocimiento les permite afirmar que «la estrategia reproductiva del Aedes aegypti es generar enormes excedentes de huevos, reserva que suele activarse en ausencia de adultos (cuando se fumiga)» y que «la fumigación preventiva no es sustentable, porque mientras haya criaderos el problema va a continuar».
Eliminar los criaderos
Hace una semana, los ministros de Salud de las provincias se reunieron en Tucumán con el titular de la cartera nacional, Jorge Lemus. Repasaron la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS), pero, también, se les presentó un informe sobre la epidemia de dengue, zika y chikungunya y las infecciones respiratorias.
Se habló de cómo controlar el mosquito Aedes aegypti, que transmite el virus de las tres enfermedades «para prevenir brotes estivales» y generar «cambios de conducta progresivos en la población para disminuir la morbimortalidad por estas causas», precisaron oficialmente.
El mes que viene habrá una «Semana de acción contra los mosquitos» en las escuelas y los barrios. Aún queda saber cómo se trabajará en otros puntos de riesgo, como los terrenos baldíos, los lugares donde se acumula chatarra o los automóviles abandonados. En la provincia de Buenos Aires, la semana pasada, promotores sanitarios timbrearon en casas de Ingeniero Budge, Villa Fiorito y Villa Lamadrid.
«Hay que empezar a ocuparse desde ahora de tener la casa sin elementos en lugares como el jardín, las rejillas, los patios, las piletas o los balcones, donde el mosquito pueda reproducirse. Las larvas soportan el frío y pueden estar en cualquier cacharro. Con las lluvias y un poco más de calor, como dentro de pocas semanas, vamos a volver a tener mosquitos si no eliminamos ahora los criaderos», dijo a LA NACION el director nacional de Prevención de Enfermedades y Riesgos, Jorge San Juan.
Para los especialistas, la experiencia de esta epidemia tiene que aprovecharse para modificar el ordenamiento ambiental urbano. «El Estado como gobierno debe dar el ejemplo de orden y limpieza que impida la formación de criaderos en los entornos de edificios públicos (hospitales, escuelas, etcétera), chatarra incautada, control sobre el comercio, etc. y la sociedad toda debe participar en un acompañamiento que permita generar manzanas saludables», opinaron desde el GEM.
El peor top ten, los infectados
- Misiones: 22.979
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Provincia de Buenos Aires: 13.120
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Ciudad de Buenos Aires: 11.157
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Chaco: 6454
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Salta: 5322
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Santa Fe: 3556
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Jujuy: 2880
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Corrientes: 1830
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Formosa: 1694
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Entre Ríos: 1295
fuente LA NACIÒN